River empató en Varela y sigue sin convencer

River volvió a igualar en el torneo y sigue sin levantar su nivel. Solo zafaron de la crítica Ledesma y el Pity. Se viene Mineiro y se aferra al milagro.

River volvió a jugar un partido muy flojo y sumó un nuevo empate en la Liga Profesional. En la primera mitad, fue superado por el equipo más goleado del campeonato y que se ubica en la 27° posición en la tabla de posiciones, en un torneo en el que participan 28 equipos. Solo equiparó y se sintió levemente superior cuando el rival se quedó con diez hombres, por la doble amonestación que recibió Nicolás Palavecino en el arranque del segundo tiempo.

Más allá de terminar emparejando las acciones, la igualdad de River en Florencio Varela vuelve a dejar un sabor a muy poco. Especialmente por el nivel y el semblante de algunos futbolistas, que siguen sin despegar del bache anímico y futbolístico en el que se encuentran desde hace largas semanas.

Es cierto que Marcelo Gallardo presentó un equipo totalmente alternativo y que es difícil analizar lo colectivo con una formación que no tiene continuidad. Pero muchos futbolistas se jugaban un lugar en el partido del próximo martes frente a Atlético Mineiro y volvieron a desaprobar el examen. En algunos casos, de manera preocupante, porque no hay signos de recuperación en el corto plazo.

La mitad del vaso lleno, en realidad, no llega a ser medio vaso. Porque Jeremías «Conan» Ledesma volvió a demostrar que puede ocupar los zapatos de Franco Armani cuando se lo necesite. Y porque el «Pity» Martínez, que volvió a jugar después de la rotura de ligamentos, se puso el equipo al hombre y demostró que es crack de verdad, aun sin ritmo y tras una extensa inactividad.

Son pocos argumentos para creer en una remontada épica el próximo martes. Es cierto que River saldrá a jugar con otros protagonistas y que el Muñeco armará un equipo mucho más lógico. La mayoría de los titulares llegarán descansados y algunos que estaban al límite desde lo físico, todavía tienen unos días para llegar todavía mejor. Sin embargo, sobrevuela en el aire esa sensación que no alcanza y cierta desesperanza.

Desde lo racional, los números son claros y elocuentes: River lleva 5 partidos sin triunfos (4 en la Liga Profesional y 1 por Copa Libertadores) y solo hizo 1 gol en los últimos 500 minutos. En el último mes, hizo apenas 2 goles, uno de ellos de penal ante Vélez. El martes tiene que hacer 3 para forzar los penales y 4 para avanzar a la final de manera directa. Parece una misión casi imposible.

Pero el fútbol no se explica solo desde los números y desde las estadísticas. Hay un componente emocional. Y River se aferra a ello. Aun cuando parecen escasear los argumentos futbolísticos, hay una cuestión mística, milagrosa, casi esotérica, difícil de medir y cuantificar con métricas. Algunos lo llaman Aura y tiene que ver con la fe, con la vibra, con las buenas energías. Y tiene su anclaje fundamentalmente en el empuje de las 80 mil almas que llenarán el Monumental.

Suena a lugar común, a facilismo, casi a demagogia, pero es lo que hay. Desde el aliento ensordecedor de su gente, el Millonario todavía tiene una bala más. Es plata o mierda. Y el hincha de River, una vez más, jugará desde su lugar su partido. Con la tarea de amedrentar al equipo de Gabriel Milito, pero sobre todo con la difícil misión de levantar a los propios. De ser así, será otra noche épica, inolvidable y verdaderamente milagrosa.

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