<\/p>\n

Un joven adulto, o quiz\u00e1s un \u201cpost adolescente\u201d, quer\u00eda contar o escribir una historia. Decisi\u00f3n sana si las hay, entre otras cosas porque sin relato, como se sabe, no hay vida.<\/p>\n

Primero pens\u00f3 en un libro, una novela tal vez, pero su ingenio no daba para tanto. No necesariamente por un problema de capacidad, sino porque la impronta de continuidad hac\u00eda dif\u00edcil las cosas: en definitiva, uno no recuerda absolutamente todos los momentos de su vida, prefiere recordar aquellos instantes preciados y seleccionados para ser contados.<\/p>\n

Entonces, quiz\u00e1s s\u00ed sea mejor relatar por escenas, por lo que el cine o el teatro ser\u00edan interesantes opciones. \u201cUna pel\u00edcula que podr\u00eda  ser adaptada a una obra\u201d<\/strong>.<\/p>\n

Al margen del elemento dubitativo, el joven s\u00ed ten\u00eda claro el contenido de la historia: \u00e9l (como tantos millones de personas) es hincha de River, y no dudaba que quer\u00eda realizar una obra en homenaje a su m\u00e1ximo \u00eddolo.<\/p>\n

Pens\u00f3, as\u00ed, en una trama dividida en varias escenas.<\/p>\n

La primera de ellas se encontrar\u00eda situada en febrero del a\u00f1o 2001, cuando el joven protagonista entra por primera vez al Monumental, templo del futbol mundial y lugar sagrado de su vida eterna.<\/p>\n

Luego, el director deber\u00eda ver la forma de introducir el Torneo Clausura 2002, en el que el \u00eddolo se consagr\u00f3 como m\u00e1ximo goleador. Podr\u00edan mostrarse los goles de la goleada 5 a 1 a Argentinos Juniors, o el d\u00eda de los pelos coloridos, cuando el conjunto de Ram\u00f3n \u00c1ngel D\u00edaz da la vuelta en las orillas del r\u00edo Paran\u00e1.<\/p>\n

La tercera escena puede ser m\u00e1s precisa y puntual, pero no por eso menos significativa. Se filmar\u00e1 un c\u00f3rner. En \u00e9l, aparecer\u00e1 el viejo conocido Marcelo Daniel Gallardo. Luego la c\u00e1mara har\u00e1 foco en el \u00e1rea, para volver a posicionarse sobre el gran Mu\u00f1eco. Gallardo va a patear, una r\u00e1faga de pelo morocho largo con vincha la va a peinar a la altura del primer palo, para que el \u00eddolo aparezca por atr\u00e1s de todos y River le gane por primera vez en la Bombonera al Boca de Bianchi, all\u00e1 por el 2004.<\/p>\n

Puede haber referencia al f\u00fatbol galo, a la fr\u00eda Rusia o las playas brasileras, pero ser\u00eda de esos detalles in\u00fatiles, no del todo interesantes para el film.<\/p>\n

El momento crucial del nudo cinematogr\u00e1fico implicar\u00eda su acto de amor m\u00e1s grande: ese de volver para jugar la B Nacional cuando River se prend\u00eda fuego. Una serie de im\u00e1genes con m\u00fasica emotiva pueden ser una buena elecci\u00f3n: la conferencia de prensa inicial; la primera salida con el brazalete, bengalas mediantes; el primer gol a Quilmes; los tantos de la primera ronda como goleador en general; las rondas preliminares de aliento; las l\u00e1grimas. Pero la escena debe ser tajante en su final: la c\u00e1mara est\u00e1 en el banco de suplentes. El h\u00e9roe no duda: \u201cAhora vamos a querer ganar la Copa Libertadores\u201d<\/em><\/strong>.<\/p>\n

Habr\u00e1 que ingeni\u00e1rselas para mostrar otro exilio, corto e injustificado. Clip de frases erradas como \u201cqueremos un equipo r\u00e1pido\u201d<\/em><\/strong> o \u201cfue decisi\u00f3n del t\u00e9cnico\u201d<\/em><\/strong> o \u201cno est\u00e1n en el proyecto\u201d<\/em><\/strong> deben estar.<\/p>\n

Pero lo m\u00e1s importante es la vuelta. La pretemporada. El gol a Godoy Cruz y el Monumental que explota. El gol de taco a Racing. Los goles del campeonato con Quilmes, las l\u00e1grimas del final, pero con el trofeo \u201cRa\u00fal Alfons\u00edn\u201d en los brazos.<\/p>\n

Luego vendr\u00e1 esa maldita lesi\u00f3n. Un per\u00edodo largo de \u00e9l fuera de las canchas, en la parte de atr\u00e1s de los carteles en los estadios. La vuelta contra Boca.<\/p>\n

Lamentablemente el banco de suplentes va a estar presente mucho en esta \u00faltima parte, pero todo ser\u00e1 risa. Nuestro \u00eddolo en Argentina le dir\u00e1 al t\u00e9cnico que no va a seguir. El t\u00e9cnico aceptar\u00e1 las razones. En Brasil cambiar\u00e1 de opini\u00f3n y le dir\u00e1 que se quieren quedar, que no le importa nada, que quiere cumplir su sue\u00f1o.<\/p>\n

Y ese d\u00eda lleg\u00f3. Una ma\u00f1ana silenciosa en el Monumental, ese mismo que en la Bombonera pate\u00f3 el c\u00f3rner en 2004, le dice que va a ser titular. Entonces la \u00faltima escena puede ser esa. La lluvia, la Copa, la despedida final, toc\u00e1ndose el coraz\u00f3n y dedic\u00e1ndoselo a la gente, minutos antes de convertirse en una de las cuatro personas que levantaron antes que ning\u00fan compa\u00f1ero la Copa Libertadores.<\/p>\n

Pero el joven a\u00fan no se decide. Piensa que el final puede ser otro. Un final imaginario, pero no por eso menos ver\u00eddico: es diciembre de 2017 y \u00e9l est\u00e1 en Emiratos \u00c1rabes. En Abu Dhabi. Su equipo sale a la cancha. \u201cEsta campa\u00f1a volveremos a estar contigo\u201d<\/strong><\/em>, canta, cuando se da cuenta que al lado suyo, entonando la misma canci\u00f3n, est\u00e1 Fernando Ezequiel Cavenaghi.<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":"

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