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Foto: Pablo Villán (Diario Crónica)

Con el penal desperdiciado por Rogelio Gabriel Funes Mori, el equipo de Almeyda extendió la mala racha desde los doce pasos. Entre partidos oficiales y amistosos, lleva seis penales errados. Ah, y quedó eliminado en las semifinales de la Copa Argentina por penales frente a Racing. Creer o reventar.

Cada vez que a River le sancionan un penal a favor, los hinchas no saben si festejar o agarrarse la cabeza. Es que el conjunto millonario viene arrastrando una racha más que negativa en este aspecto. Todo comenzó en el estadio Amalfitani, cuando Fernando Cavenaghi malogró un penal contra Atlanta que hubiese significado el empate transitorio. El conjunto millonario cayó derrotado en Liniers contra el último de la tabla de posiciones y esa ejecución fue tan discutida que al partido siguiente se cambió de ejecutante.

El último gol desde el punto penal en partidos oficiales fue en Tucumán, el 12 de mayo de este año, cuando David Trezeguet sentenció el 2-1 parcial para River contra el Atlético. Luego, Alejandro Domínguez contra Patronato y el propio Trezeguet frente a Almirante Brown no pudieron convertir en sus respectivas ejecuciones desde los doce pasos.

Si ampliamos la racha a los partidos amistosos, contra San Telmo tanto titulares como suplentes agigantaron el karma de los penales, con las posibilidades que desperdiciaron Vila y Trezeguet frente al equipo candombero.

En la última definición por penales contra Racing Club por semifinales de la Copa Argentina, Daniel Villalba y Luis Vila no tuvieron puntería y River Plate se privó de clasificar a la final del certamen y de participar de la Copa Sudamericana edición 2012.

Surgen muchos interrogantes y la duda de si los penales deben entrenarse y dedicarle un tiempo importante, al igual que otro tipo de ejecuciones de pelota parada. Lo concreto es que la falta de confianza de los ejecutantes preocupa y lejos de ser una buena noticia, cada penal sancionado es una pesadilla y una señal de alarma para River.