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Germán Pezzella cumplió su sueño: debutó desde el arranque y marcó su primer gol con la camiseta de River (Foto: Telam)

POR UBALDO KUNZ

(Incluye video) River igualó en Santa Fe contra Colón en otro partido deslucido. Abrió la cuenta Rubén Ramírez para el «Sabalero», igualó el debutante Germán Pezzella para el «Millonario» de forma agónica.  De esta forma, el equipo de Matías Almeyda se alejó de la punta y lo que más preocupa, del buen juego.

Basta con volver a leer el análisis hecho hace siete días atrás para explicar la pobre imagen que hoy River volvió a dejar en el campo de juego. Claro está, hubo una diferencia: Colón salió a apretarlo a River, quiso ganar el encuentro y jamás especuló con el empate como San Lorenzo de Almagro en el Monumental. Pero aún así, con un rival más ambicioso y menos enamorado de la igualdad, hubo poco fútbol. Algunos minutos de «fulbito», nada más.

Al conjunto de Matías Almeyda le cuesta horrores generar jugadas nacidas del fruto de una triangulación, de sociedades ofensivas y hasta de arrebatos individuales. No porque River no tenga la intención de ganar los partidos, no se trata de eso. Se trata de la disposición de los jugadores en el verde césped, y el lugar al que son relegados algunos de ellos. Redundar con lo que sucedió con Lanzini y el error reiterado con otro intérprete -Cazares- no vale la pena. Tampoco lo que sucede por el carril derecho. Y ni hablemos del doble cinco. Más allá del cambio de nombres, el esquema rígido que viene sosteniendo Almeyda parece debilitar todo lo bueno que pueden prometer chicos de la habilidad del ecuatoriano y el ex jugador de Fluminense.

Es cierto que Colón era un rival muy duro (hasta anoche, el único líder del torneo), que su escenario es siempre difícil y que más allá de algunas impresiciones propias del desconocimiento de la nueva dupla de zagueros, el puntero le generó poco peligro a Barovero. Fue un partido parejo, duro, muy trabado por momentos y con pocas emociones, aunque dio la sensación (sobre todo en el segundo tiempo) que el local fue levemente superior.

En el primer tiempo, River generó solamente dos situación de gol claras y netas: recién a los 32 minutos, luego de un centro pasado de Gabriel Mercado que se pasa de largo la defensa «Sabalera» y Juan Cazares la quiso colocar al segundo palo de Pozo; y otra diez minutos después, fruto de un forcejeo de Rogelio Gabriel Funes Mori, que aguantó un bochazo, giró y le pegó de zurda. Sólo dos jugadas, totalmente alejadas al concepto mismo de jugada en el sentido colectiva de la misma. 

En el segundo tiempo, Colón salió a apretar al «Millonario» un poco más arriba. Ya a los 5 minutos avisó luego de un resbalón de Germán Pezzella que salvó providencialmente Marcelo Barovero. Iba pero tampoco era claro, hasta que a los 22 minutos ingresó Rubén Ramírez por Curuchet, y apenas dos minutos más tarde ingresó solito luego de un centro de Uribarri para fusilar de cabeza al arquero de River. Era un poco más Colón, más allá de la paridad global del partido. Sin embargo, a falta de dos minutos para el final, tras un centro de Leonardo Ponzio que pasó a todos, el debutante Pezzlla quedó increíblemente mano a mano con el arquero del «Sabalero» y puso el empate agónico que le servirá a River para respirar aires un poco más tranquilos.

En el debe hay muchas cosas por mejorar. Lo sabe Almeyda aunque no lo exprese hacia afuera, lo saben los jugadores cuando entrelíneas muestran un mensaje más autocrítico. En el haber, un gol agónico de otro chico surgido de las inferiores, con pasta de caudillo y mucho por crecer. ¿Se animará el técnico de River a meter mano en el equipo? El flojo rendimiento sostenido a lo largo del tiempo parece exigirlo.