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Por Ubaldo Kunz

River derrotó a Arsenal en Sarandí 4 a o, luego de cinco fechas sin victorias. Ponzio abrió el partido con un tiro de media distancia en el primer tiempo, mientras que Luna y un doblete de Rogelio Gabriel Funes Mori en el complemento sellaron una goleada que traerá un poco de calma luego de un sinfín de rumores sobre la continuidad del cuerpo técnico.

En la previa, ni el más optimista de los simpatizantes millonarios hubiese esperado una goleada así. En un reducto complicado, con un equipo «mañoso», siempre ordenado y bien trabajado por Gustavo Alfaro. Contra un equipo que hace de la pelota parada y el juego aéreo un culto. Y justamente contra River, que sufre horrores en este terreno.

Todos los libros futbolísticos se quemaron cuando Leonardo Ponzio clavó un zapatazo de esos que acostumbra a lanzar como un misil el volante central surgido en las divisiones inferiores de Newell’s. El sobrepique que desacomodó a Cristian Campestrini y ese beso a la red que tanto necesitaba River fue una bocanada de aire fresco para un equipo que no encontraba el rumbo, y sobre todo, para un entrenador que está en la cuerda floja.

Hasta el gol de Ponzio, el primer tiempo era parejo y mediocre. De ambos lados. La más clara había sido un cabezazo de Rodrigo Mora que había impactado en el travesaño. Desde el juego, poco y nada. Excesivos pelotazos, pases mal entregados y dos equipos que parecían prestarse el protagonismo en bandeja. Arsenal no se siente cómodo saliendo a proponer ataque por ataque, y River planificó este partido para jugarlo de la misma manera, sin laterales que suban, con volantes de contención en el medio que están más cerca de la fricción que de la gambeta y el desequilibrio.

El tanto millonario abrió el partido y cambió la historia. Se dio el partido que quería jugar River. Y con espacios, el segundo tiempo fue una seguidilla de situaciones de gol para el conjunto de Almeyda, que sin florearse, llegó con claridad y tuvo en los pies del uruguayo Mora dos mano a mano que pudieron sellar la goleada mucho antes.  Sin embargo, hubo que esperar unos minutos. Primero en los pies del «Chino» Luna y luego el «Melli» Funes Mori con un doblete, el «Millonario» terminó goleando y consiguiendo tres puntos muy importantes.

Más allá del flojo rendimiento del primer tiempo y del dominio del juego durante todo el segundo tiempo, River está lejos de ser un equipo que brille, que pase por arriba a los rivales y derroche fútbol en grandes proporciones. Tampoco tiene una identidad definida y las constantes variantes de esquemas y nombres atentan contra ese sello propio. Pero necesitaba ganar y convencerse que está para algo más que mirar de reojo la tabla que nadie quiere mirar.

Los triunfos suman, las goleadas endulzan y renuevan la esperanza, una vez más, esperando que aparezca el equipo que el hincha millonario quiere ver.