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River ganó su primer partido de local en el Torneo Inicial 2012. Fue por goleada ante Godoy Cruz, de buen andar en el campeonato. Con los nueve goles a favor en las últimas dos fechas, se convirtió en el equipo con más goles a favor en lo que va del certamen. 

Cuando todos los pronósticos hacían prever que River iba a ser un equipo más defensivo, amarrete y poco vistoso, se destapó. Difícil es analizar este deporte tan lindo cuando la lógica retrocede ante este tipo de sorpresas. Porque nadie en su sano juicio podría gritar a los cuatro vientos que un equipo que llena la defensa de marcadores centrales, que renuncia a la subida de los laterales, y que distribuye volantes más abocados a la marca que a la creación, puede ser más «goleador» y llegar tanto al área rival.

Este River, en los papeles más «precabido», rompió  con todos los vaticinios. Con los prejuicios propios y ajenos. Se sacó el mote de defensivo goleando y generando un sinfín de ocasiones de gol que sorprende. Además, no recibió goles en contra y casi que no pasó sobresaltos defensivos. Es cierto, Godoy Cruz estuvo muy cerca de concretar apenas comenzó el encuentro, pero esta vez el travesaño y la fortuna jugaron para el Millonario. Y si las que antes entraban todas ahora pegan en los palos,  puede afirmarse también que la mufa se fue. O al menos, ya no patea encontra como hace unos encuentros atrás.

Esta «nueva era», basada en la solidez defensiva, marca una tendencia que abarca no sólo a River, sino al fútbol argentino en general: con un poco -muy poquito- de orden en el fondo, despliegue en los volantes y una delantera picante, alcanza y sobra para ser protagonista.

El conjunto de Almeyda construyó su victoria contra el «bodeguero» sobre la base de esas premisas. Está lejos de ser una máquina, de exhibir fútbol en grandes y generosos volúmenes, pero desde el vértigo y el gran momento de Leo Ponzio, comenzó a construir una columna vertebral sólida. Sin lujos. Sin producciones vistosas. Yendo de menor a mayor, tanto en Sarandí como en el Monumental.

Con todo lo que le costaba a este equipo ganar de local, generar situaciones de gol en abundancia y tener la contundencia necesaria para doblegar rivales, estos seis puntos, estos nueve goles a favor y la confianza que genera ganar así, ilusionan al hincha. Que todavía no se enamora. Pero que mantiene la esperanza que la racha goleadora que lo coloca como el conjunto con más goles a favor del torneo, se prolongue ni más ni menos que dentro de 21 días, cuando el Monumental se vuelva a vestir de fiesta contra el enemigo futbolístico de siempre. Falta mucho. Pero como diría el querido «Bambino», la base está…