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Ramón Díaz llega a River Plate después de diez años de ausencia en el Club que lo vio nacer como jugador y DT. Pero en el medio, hubieron una serie de entretelones, debates y una votación de mesa chica que quedará para la historia. Enterate de que se trató en el siguiente informe.

En los primeros días  de abril de 2010, cuando Leonardo Astrada tambaleaba en su cargo a raíz de los malos resultados, Daniel Passarella selló un acuerdo de  palabra con Ángel Cappa, técnico que no tenía ningún vínculo con el pasado millonario y que estaba muy por debajo de Ramón Díaz en el paladar de los hinchas y la mayoría de los dirigentes.

Con la salida de Astrada y su cuerpo técnico vía mensaje de texto, el Kaiser tuvo que convencer en mesa chica a la mayoría de sus laderos, que entendían que era el momento del riojano. Passarella, desde su escasa verborragia, apeló una vez más a su pasado glorioso como jugador y dijo en aquella reunión: «Confíen en mí, Ángel es el mejor técnico del fútbol argentino, si hizo lo que hizo en Huracán, imagínense lo que puede llegar a hacer en River. Confíen en mí, yo jugué treinta años al fútbol, gané todo, algo de esto entiendo…«.

Finalmente, sus laderos confiaron, apoyaron el pedido insistente de Daniel y Ángel Cappa se convirtió en técnico de River. ¿Qué tiene que ver esto con la llegada de Ramón? Que el escenario se repitió. Podríamos decir que fue casi idéntico. Aunque el nombre del candidato, claro está, fue otro.

Un día antes del partido contra Argentinos Juniors, Daniel Passarella se reunió con Ricardo Gareca. Su preferido. El entrenador de Vélez agradeció la propuesta, le hizo saber al Kaiser que sería un gran paso adelante dirigir a River, pero que por el momento no estaba en sus planes, ya que debía definir su futuro en la institución de Liniers. Algunos dirigentes de segunda línea afirmaban por lo bajo que si Gareca hubiese dado el sí, esa misma noche que River empató en el Monumental contra el Bicho, Matías Almeyda dejaba de ser el técnico millonario.

Todo lo que sucedió después es harto conocido: la pobre producción en Avellaneda aceleró los plazos y Almeyda dejó de ser entrenador de River, nuevamente por teléfono. El celular de Gareca siguió sonando, porque nunca dejó de ser el candidato número uno de Daniel Passarella, a pesar del pedido masivo por Ramón.

De aquella historia repetida con Ángel Cappa hay otro detalle que marcó un quiebre importante. En mesa chica, Daniel Passarella esta vez perdió. Ya no hubo voto de confianza apelando a su pasado glorioso como campeón de todo. La mayoría de los directivos esta vez alzaron su voz a favor de Ramón, y hasta amenazaron con renunciar masivamente en caso que el presidente volviera a proceder de manera personalista.

Algunos directivos, off the record, sacaron pecho y dijeron: «esta vez le torcimos el brazo a Daniel«. No es un dato menor, aunque tampoco es la primera vez que sucede. El único antecedente data de los días previos al 8 de octubre, cuando el presidente de la institución se negaba a abrir las puertas del Club para festejar el día del hincha con «La Bandera Más Larga del Mundo». En aquella reunión, el Kaiser debió agachar la cabeza. Lo convencieron que iba a tener 50 mil hinchas insultándolo en la puerta del Club. Argumento similar utilizaron para convencerlo que si Ramón Díaz no era técnico de River antes del domingo, el Monumental iba a ser un hervidero.

En este contexto, con un clima enrarecido en las huestes oficialistas, el riojano volverá a ser el técnico de River por un año, hasta diciembre de 2013. Mes en el que se definirá el futuro presidente de la institución millonaria.

Continuará…