Por incumplimiento en el pago de los haberes, los empleados del club decidieron realizar una huelga y un cese total de actividades. Los alumnos del Instituto River Plate no tuvieron clases, no hay actividades dirigidas y el plantel profesional todavía no sabe cómo viajará ni dónde se hospedará en Ecuador.
Hace mucho tiempo que River no atraviesa una situación económica tan apremiante como en la actualidad. No lo indican los balances dibujados, ni las declaraciones para la tribuna que hacen Daniel Passarella y su entorno cercano. Ni siquiera está reflejada en la realidad del equipo, que hoy muestra nombres de selección. Lo marca la realidad de quienes le dan vida al club día a día. Y eso es lo más grave de todo.
Esta vez, los empleados dijeron basta por un atraso considerable en el pago de sus haberes. Desde hace meses vienen sufriendo la postergación del pago completo de sus salarios del día 1 al día 5 de cada mes, como corresponde. Además del atraso en el pago de los aportes previsionales y en los aguinaldos (de hecho, River tuvo que acudir a préstamos bancarios para poder abonarlos).
Así, los chicos del instituto no pudieron acudir a clases. Ni los empleados administrativos pudieron realizar sus tareas, hecho que repercute en todos los órdenes de la institución. Tal es así, que el plantel que viajará la próxima semana a Ecuador, no sabe todavía por qué aerolínea lo hará, ni en qué hotel estará alojado, porque el paro de los trabajadores atrasó todo el «tramiterío» previsto para estos días.
River está a la deriva, con dirigentes ausentes que saben que a partir de diciembre no estarán más en la institución y muestran poco compromiso para solucionar problemas que ellos mismos generaron y profundizaron con su deficitaria gestión. No sólo en lo deportivo. El campeonato económico también lo perdieron por goleada.
Por Ubaldo Kunz
