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A 28 años de la histórica vuelta olímpica en La Boca y los goles del Beto.
A 28 años de la histórica vuelta olímpica en La Boca y los goles del Beto.

(Incluye galería) Un día como hoy, hace 28 años, River festejaba por tercera vez en la historia un campeonato en la Bombonera. Como broche de oro, el «Beto» Alonso coronaba los festejos con dos goles, uno de ellos con la inolvidable pelota naranja.

El 6 de abril de 1986 los hinchas de River vivieron una de las alegrías más grandes de su vida. Ya campeón, el plantel millonario desoyó las recomendaciones de la AFA, de la Policía Federal y hasta del presidente Raúl Alfonsín. En la concentración, Norberto Alonso dijo textualmente: «A mí me van a sacar muerto, pero yo la vuelta en la Bombonera la doy igual». Y así fue nomás.

Esquivando piedras, pilas y todos los objetos que volaban desde las tribunas locales, los jugadores de River salieron del túnel y dieron la vuelta olímpica. La tercera de la historia en territorio del enemigo eterno. Ese plantel de hombres, de guapos, de leones como el que pintó Caloi en el escudo que llevaban en su pecho, no le temía a nada. Ni siquiera a una lluvia de proyectiles. Las dos bandejas repletas de hinchas millonarios explotaron. La fiesta fue de River, adentro y afuera.

Luego, en los 90 minutos, el equipo del Bambino fue más que Boca y ganó con absoluta claridad, como lo hizo durante gran parte de la década del ’80. Primero con un gol de cabeza del «Beto» con la pelota naranja, luego de tiro libre con un balón blanco que se desvió en la barrera. Las formas eran lo de menos. De haber podido, Norberto Osvaldo Alonso les hubiese convertido con todos los colores posibles. Siempre les pintaba la cara, y ese domingo de abril no fue la excepción.

Hace siete días atrás, en ese mismo arco, Ramiro Funes Mori convirtió un gol muy parecido al que inmortalizara hace 28 años atrás el gran «Beto» Alonso. Orión salió tan mal como Gatti. Uno fue un corner desde la izquierda, otro un tiro libre desde la derecha. Pero las emociones fueron idénticas. ¿Un guíneo a la historia? ¿Un homenaje al «Capitán Beto»? Quizá, al fin de cuentas, las casualidades no existan.