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Medallo

Estábamos al frente de algo que nunca habíamos experimentado como grupo. Lo más parecido a una final fue el ascenso, algo que no debemos olvidar pero nunca más quisimos recordar.

No dormíamos, y cuando lo hacíamos una banda nos llenaba los sueños. Fueron 8 días de ansiedad, de conversaciones internas, de esos mensajes que decían “vos llevá la tela, vos comprá el plástico, lleguemos temprano a decorar, ¿Quién lleva bombas (N: globos)? ¿Vamos a almorzar juntos?, ¿Llevamos una estrella con el 35?, ¿compramos polvora?” y un sinfín de incógnitas que nos llenaban los días.

El domingo nos levantamos temprano. Eran las 12:00 y el bar estaba lleno de gente, unos inflando bombas, otros picando papel, unos más valientes colgando banderas desde los árboles, muchos curiosos buscando un lugar… hubo gente que nunca había pisado «Cabo River» pero tenía la misma cara de ansiedad, nervios y felicidad que teníamos los que cada 8 días llegamos, sea con Rafaela o con Boca Juniors.

Uno que otro “aguardientico” para bajar la tensión y empezamos a afinar los bombos y redoblantes, y llegó la gitana… esa que nos eriza la piel y nos arranca las lágrimas, desde el primer gol no nos sentamos más, fue un desahogo de 6 años. Casualmente, los que llevábamos sin títulos… los mismos que lleva en grupo desde su creación.

Todo pasó tan rápido, sólo veíamos la espuma, la harina, los abrazos, la cerveza, el llanto de felicidad … no sabemos cómo decirlo, no sabemos cómo explicarlo, somos más de 6.000 colombianos que no nacimos de River pero moriremos siéndolo. Es el primero pero no el último de muchos títulos juntos.

Salud Campeones.

Por Juliana Cardona.-