Han pasado 4 noches y aún no se asimila lo que vivimos. Fue el momento por el cual esperamos la mayor parte de nuestra vida (por no decir toda). Desde el momento en que nos dimos cuenta de que existía la posibilidad de poder ver al «Millonario» en Colombia, todos entramos en modo de ansiedad, una ansiedad que se iba transformando con el pasar de los días y las semanas.
Llegó la confirmación oficial y todo se transformó en alegría, aunque la ansiedad se hacía cada vez más notoria ya que no teníamos la tranquilidad para pensar sin dejarnos llevar por la pasión tan desbordante que sentimos. Varios integrantes decidieron viajar en avión, otros por razones entendibles no pudieron asistir pero de igual manera siempre nos expresaban su apoyo y su buena energía, y otro grupo de integrantes decidimos irnos en bus.
Esa noche del 15 de julio, todo era nerviosismo acompañado por esa alegría y esa sonrisa sincera de saber que cada vez estábamos más cerca, de cumplir nuestro gran sueño. Emprendimos el viaje para Bogotá casi a las 10:30 de la noche todos juntos entonando “Señores yo soy del Gallinero”, al compás de los bombos nos subimos al micro y con la mitad de éste lleno por personas comunes, nos acomodamos y en medio de whisky, vino y aguardiente iniciamos nuestra aventura. Llegadas las 4 de la madrugada, la pasión se apoderó de nosotros y con la fiesta y el aguante que siempre ha caracterizado al hincha del Más Grande, nos apoderamos del bus, nada nos importaba, estábamos compartiendo en familia, mientras la mitad del vehículo dormía, la otra mitad ponía la fiesta, la fiesta de RIVER.
Cuando llegamos a la capital, nos encontramos con nuestros hermanos de Manizales y Cali. En pleno parque Simón Bolívar se empezaron a oír los redoblantes y los bombos y una vez más el Millo le ponía calor a la fría mañana de la ciudad. A las once de la mañana llegaron nuestros hermanos bogotanos y nos dirigimos todos hacia el hotel Cosmos 100, lugar donde se encontraba el amor de nuestras vidas. Cerrando calles, deteniendo el tráfico y causando admiración, llamábamos la atención de toda la gente allí presente que solo veía la locura que causaba en nosotros el cantar “Colombia es de RIVER”.
A eso de las tres de la tarde nos fuimos con rumbo hacia el Campín, bajo la lluvia, caminando y luciendo con orgullo la camiseta más hermosa del mundo, veíamos como un escenario imponente se acercaba más y más hacia nosotros. Cuatro y media de la tarde, cantos, bombos, redoblantes y la previa más esperada por todos, el momento estaba cada vez más cerca. En ese momento nos dieron las noticia de que no podríamos ingresar ninguno de los trapos representativos de cada ciudad y de cada grupo. Debo admitir que nos bajoneamos un poco pero a la hora de verdad eso nos dio mucha más fuerza para lucirnos frente a los ojos del mundo.
Subimos a los tablones, desplegamos las banderas que pudimos entrar, le pusimos el color a nuestra tribuna, llegó la gente de Barranquilla y llegó la hora. Estaba la banda completa, la fiesta estaba por empezar. “A donde vayas, siempre estaremos” se escuchaba en el Nemesio y de golpe el “RIVER mi buen amigo” nos aceleró los corazones, estábamos recibiendo a nuestro equipo amado bajo una lluvia de papeles rojos y blancos, bombos, banderas, redoblantes y el canto de cientos de personas que habíamos esperado ese gran momento. Pasaban los minutos y la alegría que cada uno de nosotros teníamos, ocultaba cualquier defecto que pudiera tener el partido, no nos importaba nada más, encima de los paravalanchas, la gente unida, los goles de RIVER que nunca olvidaremos y una familia viviendo el mejor día de su vida era lo que hacía todo especial.
Terminó el partido, poco importaba la hora, el clima y el resultado; nos íbamos felices, completos y maravillados con esa noche mágica que nos regaló el 16 de julio de 2014. Lo que durante toda nuestra vida era una ilusión, esa fecha especial era el más lindo de los sueños y hoy es una hermosa realidad. ETERNAMENTE GRACIAS CLUB ATLÉTICO RIVER PLATE! COLOMBIA ES DE RIVER!
Por Mateo Vanegas Martínez (Teo Carp).
Hinchas RIVER PLATE Medellín.
