En un partido parejo y por momentos desfavorable para River, el equipo de Gallardo pudo sacar la ventaja recién en los penales. En los 90 minutos padeció la presión y los contragolpes del conjunto de Caballito.
Los antecedentes más inmediatos no permitían sobrar la situación. Candidatos como Vélez, Newell’s, Lanús y Boca habían quedado eliminados en las últimas horas de la Copa Argentina por equipos que participan en una divisional menor. Sin ir más lejos, hace un año atrás, Estudiantes de Buenos Aires daba el batacazo y puso en duda la continuidad de Ramón en el banco de River.
Con estos apuntes, el «Millonario» salió al «Padre Martearena» a presionar bien lejos de su arco y trató de lastimar en los últimos treinta metros de la cancha, pero careció de precisión para culminar algunas triangulaciones interesantes.
Dejando de lado la atajada de Damián Albil a los 3 minutos por un rebote fortuito en un compañero, a River le costó una enormidad generar juego y peligro. Sólo Lucas Boyé y algunos desbordes de Vangioni mostraron algunos destellos que podían invitar a la ilusión. El resto del equipo se mostró inconexo, por momentos demasiado estático y para colmo, Manuel Lanzini apareció en cuenta gotas a la hora de la creación.
Con el correr de los minutos, Ferro se agrandó. Se dio cuenta que apretando más arriba y con más determinación podía lastimar. Y casi lo consigue. Al igual que River, sin claridad, con sus armas. Sobre todo desde la habilidad de Coll y la velocidad de Bazán.
River pasó el sofocón y mostró su mejor faceta los últimos veinte minutos del encuentro, con los cambios que introdujo Gallardo. Adentro Pisculichi, Mora y Rojas, afuera Driussi, Andrada y Ferreyra. Así, se adueñó del balón y apuró al conjunto verde. No tuvo demasiadas luces, es cierto, pero mostró un vestigio del equipo agresivo que anunció el «Muñeco» a la hora de definir el estilo que le quiere impregnar.
En los penales, a suerte y verdad, Barovero y los yerros del rival permitieron superar a Ferro y festejar el pase a los 8vos. de final de una Copa Argentina que pinta más complicada de lo imaginado.
