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Foto: Javier Garcia Martino / Photogamma
DE LA MANO DE RAMÓN. River consiguió su título #35 con el riojano en el banco y Cavenaghi como capitán.

De la mano de Ramón, River consiguió el título #35 de su historia y se sacó un karma de encima. Reviví aquí los mejores momentos de un campeonato que marcó el regreso del «Millonario» a la gloria.

Con el regreso de Fernando Cavenaghi y la llegada de Bruno Urribarri, Ramón se las ingenió para armar el esqueleto de un equipo que fue mutando de fisonomía con el correr de los partidos y algunos contratiempos.

El DT más ganador de la historia tuvo inicialmente en la cabeza una línea de tres defensores (Mercado-Maidana-Álvarez Balanta), dos carrileros por las bandas (Carbonero y Vangioni), dos volantes centrales (Ponzio-Kranevitter), un enganche clásico (Lanzini o Fabbro) y dos delanteros bien de punta (Cavenaghi y Teo). Un dibujo idéntico al equipo que brilló bajo su mando en el Torneo Clausura 2002.

El nuevo dibujo lo probó en el verano y funcionó, sobre todo en los superclásicos. Sin embargo, los rivales pudieron tomar nota de algunas falencias, sobre todo en las espaldas de Carlos Carbonero y Leonel Vangioni, quienes subían mucho al ataque pero les costaba retroceder y dejaban enormes espacios.

Si bien tuvo un arranque prometedor ganando ante Gimnasia de La Plata en el Monumental, en las fechas que siguieron mostró grietas cada vez más profundas y sin aparente resolución. Jugó mal e igualó con Central en Rosario 1-1; cayó como local ante Godoy Cruz 2 a 1; y perdió ante Colón de Santa Fe 3 a 1. Así, Ramón se vio obligado a meter mano y patear el tablero.

El Torneo Final tuvo dos partidos que marcaron un antes y un después para River. El primero fue ante San Lorenzo por la quinta fecha, porque significó el abandono de la idea inicial por un nuevo esquema y la consolidación de algunos jugadores que no eran titulares, como es el caso de Cristian Ledesma y Ariel Rojas. El segundo fue ante Boca, por lo que significó el triunfo desde lo anímico para un equipo acostumbrado a recibir cachetazos cada vez que salía en el Monumental.

El sprint final del torneo encontró a River hilvanando importantes triunfos en el Monumental ante Newell’s, Vélez y Racing, mientras que de visitante arañaba algunos empates (Estudiantes y Olimpo). Recién tomó la punta en la 18ª fecha ante Argentinos Jrs. en La Paternal, con un triunfo que dejó la mesa servida para festejar a lo grande en el Monumental ante Quilmes, con goleada incluida y una fiesta inolvidable.

Así, casi desde los cimientos, ladrillo a ladrillo, el River de Ramón construyó un título que se hizo esperar ocho años. En todo ese tiempo pasaron muchas cosas, pero el Mundo River en su totalidad comprendió que a partir del  #35, River volvió a ser River. Y lo mejor, sin dudas, estaba por venir.