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En el segundo superclásico del año, River cayó ante su eterno rival 5-0, luego de un primer tiempo para el olvido. Camilo Mayada se fue expulsado antes del descanso, Sánchez y Teo en el complemento. En el entretiempo, Gallardo cambió el 75% la defensa, de pésimo rendimiento.

Si no se tratara de un partido amistoso de verano, se podría hablar de un papelón. O casi. Un River descontrolado, deshilachado en todas sus líneas, empezando de atrás hacia adelante, cayó nuevamente ante el eterno rival. Esta vez, fue 0-5 en el estadio Malvinas Argentinas.

El bochorno futbolístico se perpetró en la primera etapa. En menos de 15 minutos, la defensa millonario dio tantas ventajas que las únicas tres llegadas que tuvo el equipo de Arruabarrena culminaron en gol. El tándem integrado por Funes Mori-Vangioni-Rojas por la banda izquierda fue el principal responsable de todos los desbarajustes tácticos del conjunto de Gallardo.

Luego de los goles, llegó el descontrol. A los 34 minutos de la primera etapa, Camilo Mayada se fue a los vestuarios por doble amarilla (la segunda, absolutamente injusta). En la segunda etapa, Carlos Sánchez siguió el mismo camino de su compatriota por exceso verbal. Más tarde, vio la roja por otra patada sin sentido.

El partido dejó de ser partido. Sobre el final el conjunto de la Ribera estiró la diferencia con dos tantos más, y dio la sensación que si apretaba el acelerador a fondo, podía seguir anotando. River mostró una imagen descolorida, que preocupa de cara a lo que viene. El de esta noche, como hace siete días en Mar del Plata, NO FUE RIVER.