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Foto: Javier Garcia Martino / Photogamma
Foto: Javier Garcia Martino / PhotogammaE

Me quedó un sabor agridulce. Por el resultado, por lo hecho en el primer tiempo. River mereció un poco más. Debo confesar que me sorprendió el rendimiento por momentos, más que nada por lo que significaba volver a la competencia oficial después de haber perdido el superclásico. Me preocupaba más que nada la reacción que podía llegar a tener el equipo con la presencia de toda nuestra gente.

Gallardo volvió a poner el equipo campeón, lo cual no compartía. En parte, por casos puntuales como la presencia de Funes mori, de Rojas y de Mora. Pero River en la primera mitad volvió a tener algunas cositas del año pasado: precisión, volumen de juego, llegadas por ambas bandas y presión alta. Se exhibieron en ese primer tiempo varias credenciales con las cuales Gallardo le ha dado una identidad al equipo desde que es el entrenador.

Parecía, por momentos, una de esas noches donde la pelota no quiere entrar.  Torrico atajaba, todo. Tres tiros en los palos. Una injusticia que River no se fuera ganando al vestuario. De esas que, a veces, hay en el fútbol.

En el segundo tiempo el equipo se quedó, en parte producto del desgaste que hizo anteriormente y en parte porque San Lorenzo se animó un poco más. Pero Barovero apareció cuando tenía que aparecer y logramos mantener el 0 en nuestro arco.

Como falencias creo que fallamos en el retroceso. Los espacios que quedan entre Kraneviter, Rojas y Vangioni son preocupantes. San Lorenzo siempre inquietó por ese sector. Por otro lado, Funes mori sigue sin darme ninguna garantía. La presencia de Álvarez Balanta en este equipo es de extrema necesidad, ya que por velocidad y por físico puede cubrir mucho mejor a Vangioni cuando éste se manda al ataque.

Cuando el partido parecía que se moría en un empate clavado, apareció la rapidez del «Pity» Martinez, un jugador que parece hecho para jugar en River, y Sanchez mostró una gran rebeldía y nos dio la victoria.

Falta mejorar, pero éste es el camino. Volver a las fuentes, volver a lo que a River le ha dado una cierta identidad. Hoy se dio un gran paso, recuperar la confianza era fundamental. La victoria es mínima, pero ahora la obligación es de San Lorenzo y River deberá jugar el partido de vuelta con inteligencia y con la desesperación de ellos.