Isotipo_Figuras3
IMAGEN: AFP
IMAGEN: AFP

El millonario arrancó mejor y se puso en ventaja gracias a un cabezazo de Álvarez Balanta, pero desperdició muchas situaciones y volvió a pagarlo muy caro. Juan Aurich lo empató y dejó a River en el último puesto del Grupo 6.

River volvió a dejar puntos en el camino de manera insólita. Esta vez, ante el débil Juan Aurich de Chiclayo, uno de los equipos que pelea por la permanencia en el fútbol local. A decir verdad, el conjunto de Gallardo tuvo a merced todo para ganarlo, y hasta por una diferencia holgada. Pero se volvió a dormir en el complemento, pagó caro sus errores en las áreas y apenas se trajo un punto de Perú.

Todo lo que se dijo en la previa sobre el campo de juego, el viento, la localía y demás argumentos, todo quedó en un segundísimo plano cuando comenzó a rodar la pelota y River, en cierta manera, se amigó con ella. Es cierto, el pique, la velocidad, el efecto que tomaba en balón no era el hortodoxo. Pero el equipo de Gallardo se las arregló para ejercer bien su presión, hacerse del dominio y generar un sinfín de situaciones en el arco de Pedro Gallese.

El arma más importante que tuvo River en ofensiva fue la pegada de Pisculichi, de buen nivel y mucho más participativo que en los último encuentros. El encuentro tuvo en sus pies la primera situación del partido, rematando desde afuera. Pero volvió a ser fundamental, nuevamente, desde la pelota parada. Desde su ejecución llegó a los 21 minutos el primer grito de la noche, luego de un certero tiro libre que cayó en las solitarias cabezas de Carlos Sánchez y Eder Álvarez Balanta en última instancia.

River siguió buscando y, al mismo tiempo, desaprovechando los espacios y horrores conceptuales de la defensa local. Si el primer tiempo terminó apenas 1-0, fue un milagro. Aunque mucho tuvo que ver la falta de eficacia por parte de los atacantes millonarios, poco finos a la hora de la definición en la noche de Chiclayo.

En el complemento el equipo de Gallardo siguió con la presión alta y dominando gran parte del juego. No generó tantas situaciones, pero tuvo nuevamente la más clara en los pies de Pisculichi. Sin embargo, como sucedió hace días atrás con Unión de Santa Fe, los goles que se perdió en el arco rival los sufrió en el propio. En un contragolpe aislado e inexplicable, la defensa millonaria quedó mal escalonada y Hernán Rengifo no perdonó.

El «Muñeco» intentó despabilar a sus dirigidos con Mayada y «Pity» Martínez en cancha, pero no tuvo serenidad ni paciencia para aprovechar los desajustes defensivos del local. Así, apenas pudo rescatar un empate que complica la clasificación y decepciona. Todavía más.