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Macri - Baldassi

El ex-árbitro y candidato del PRO por la provincia de Córdoba deslizó cuáles serían los árbitros de los superclásicos coperos, en clara concordancia con los intereses de Boca. Acá te contamos todo sobre la operación de Angelici y sus secuaces.

Los hinchas de River no olvidarán jamás el bochornoso arbitraje de Héctor Baldassi en el último cruce superclásico por Copa Libertadores, allá por 2004. Un penal claro contra Maxi López no cobrado en la primera etapa, una expulsión fabricada por el «Mellizo» Barros Schelotto en complicidad con el juez de línea. Aquél equipo de Astrada pecó de ingenuo y cayó en la trampa. Boca fue el trampolín que utilizó Mauricio Macri para saltar a la política. Y el PRO, años después, le pagó el favor a Baldassi con una candidatura política.

Once años después de aquél episodio, el ex-árbitro cordobés volvió al ruedo. Con la interna a flor de piel y una año electoral en el que se juegan muchas cosas -no sólo en Boca, también a nivel Ciudad y Nación-, el cordobés se metió de lleno en la «opereta» que inició hace días atrás con Juan Carlos Crespi, cuando quiso trasladar los clásicos de Copa Libertadores al miércoles y llevó al «Vasco» Arruabarrena a cometer un papelón ante las cámaras.

En esta oportunidad, Héctor Baldassi irrumpió públicamente para hacer su juego. O mejor dicho, para ser funcional a los intereses del eterno rival. «Yo tengo información que Ceballos y Herrera serán los árbitros de los superclásicos», dijo el ex-árbitro, de manera solapada, en el programa «Un buen momento» (Radio La Red). Lo concreto es que ambos son los árbitros que quiere impulsar Boca para los superclásicos del 7 y 14 de mayo, por los octavos de final de la Copa Libertadores.

¿Por qué tanto ímpetu? ¿No es entrar en la «chiquita», como dijo el presidente de River? Sí y no. Basta con investigar un poco el entorno de ambos jueces para llegar a la única verdad, la realidad. Y la realidad marca un fanatismo de los dos por el club boquense. En el caso de Ceballos, las fuentes consultadas hablan de un tatuaje con el escudo del eterno rival en el omóplato, que debió taparse por una cuestión «profesional». Además de una larga amistad con una de las facciones de la 12, la barra brava de Boca. En el caso de Herrera, el amor por el azul y amarillo viene de larga tradición familiar. En Núñez todavía recuerdan el penal que no le cobró a Driussi en Sarandí y la clara falta que recibió Ramiro Funes Mori en el primer gol de Arsenal, entre las incidencias más cercanas.

Más allá de la «Operación Baldassi», los dirigentes millonarios están tranquilos. Entienden que Herrera tiene el visto bueno por sus buenas calificaciones, pero que Ceballos no ingresaría en la consideración. Desde las oficinas del primer piso del Monumental esperan que Pitana, Trucco o Delfino sean los jueces, al menos, en uno de los dos superclásicos de copa. ¿Quién ganará en los escritorios? Todavía está por verse…