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IMAGEN: Prensa River
IMAGEN: Prensa River

En el Monumental, River derrotó a Boca con gol de Carlos Sánchez de penal y se quedó con el primer derby copero. El Millonario se quedó sin Teo, expulsado sobre el final. En siete días, a definir todo en la Bombonera.

Jugar en el Monumental contra «ellos» a River le sienta bien. Como sucedió hace cinco meses atrás por Copa Sudamericana, el final fue otra vez el mismo: el equipo de Gallardo se impuso por la mínima diferencia y se llevó un buen resultado en el primer tiempo del partido de 180 minutos.

Desde el juego, se dio todo lo que se podía esperar en la previa. Pierna fuerte, suela y combate. De un lado y del otro. En ese terreno, River salió ganando, porque por empuje y presión arrinconó a la visita, que jugó por momentos muy cerca del arco de Orión. La primera clara la tuvo el conjunto de Gallardo en los pies de Teo cuando se jugaban apenas diez minutos y se quedó sin ángulo con el «1» de Boca derrotado.

El partido que soñó Gallardo se hizo realidad: con Ponzio y Kranevitter como patrones del mediocampo, River ganó la mitad de la cancha y forzó muchas veces al error del rival, que casi no tuvo aproximaciones al arco de Barovero. El «Millonario» tampoco tuvo claridad en los últimos metros, y llegó fundamentalmente a través de la pelota parada y una serie de tiros de esquina que no supo capitalizar.

En el complemento, la historia fue otra. Boca arrancó mejor y tuvo la chance más certera cuando apenas se jugaban 17 segundos. Un mano a mano de Calleri que Barovero salvó con lo que pudo. A la salida del córner, Colazo sacó un latigazo que salió muy cerca del palo izquierdo de «Trapito».

La visita manejó más y mejor la pelota, pero River seguía mostrando solidez en el fondo y  comenzó a encontrar los espacios que no tuvo en la primera etapa. La respuesta de La Banda llegó a través de Carlos Sánchez, luego de una gran habilitación de Matías Kranevitter. El uruguayo remató débil, a las manos de Orión.

El partido perdió brillo con el correr de los minutos, pero ganó en dramatismo, vértigo y juego brusco. Pero Gallardo encontró en los ingresos de Gonzalo Martínez y Camilo Mayada un poco de aire y frescura, sobre todo por las bandas, donde comenzó a lastimar al conjunto de la RIbera.

Cuando el partido parecía que nuevamente se encaminaba hacia un 0 a 0 inamovible, Kranevitter sacó de la galera una asistencia y el «Pity» Martínez transformó una bola casi perdida en un penal. A puro coraje, Carlos Sánchez pidió la pelota, hizo oídos sordos a las palabras de Orión y sentenció el 1-0 definitivo, que le dio al Millonario la ventaja justa y necesaria para llegar a la Boca envalentonado.

Sobre el final, la tonta expulsión de Teo le puso algo de suspenso a los minutos culmines de un encuentro que volvió a mostrar un equipo con dientes apretados. En siete días, a definir la historia en la Bombonera.