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IMAGEN: Prensa River
IMAGEN: Prensa River

En el Monumental, River cayó ante Cruzeiro en el encuentro de ida por los cuartos de final de la Copa Libertadores. El único tanto del encuentro lo anotó Marquinhos a nueve del final.

No fue la noche de River, definitivamente. No salió nada de lo que imaginó Gallardo en la previa e insunuó durante algunos pasajes del primer tiempo. Es que el conjunto del «Muñeco» no estuvo a la altura de una partido que exigía algo más que entrega, presión y combate, todos atributos que ante Boca funcionaron casi a la perfección. Ante Cruzeiro hacía falta fútbol, y el Millonario lo entregó en cuentagotas.

La primera impresión que dejó el partido fue de un Cruzeiro atacando, defendiendo bien lejos de su arco y llegando con mucha gente al área rival. Sorprendió en los primeros cinco minutos, hasta que River comenzó a tomar las riendas del partido y lastimar al equipo brasilero por las bandas, especialmente por la derecha, donde Rodrigo Mora aportó desborde, desequilibrio y una asistencia sensacional a Teo, que el colombiano desapró y disparó contra la parte exterior de la red.

Más allá de no tener el control del balón, Cruzeiro tuvo de contragolpe las situaciones más claras del partido. Sobre el final del primer tiempo Damiao tuvo un mano a mano que tapó Barovero (más allá que el árbitro cobró saque de arco); en el complemento, Vangioni salvó sobre la línea un remate de Willian, que armó un jugadón sobre el costado derecho de la defensa millonaria. A River le costó engendrar juego, y sólo tuvo en el segundo tiempo una pared entre Teo y Cavenaghi que culminó con un derechazo del cafetero que se fue muy cerca del ángulo superior izquierdo del arquero brasilero.

Cuando el partido parecía que se encaminaba a un 0 a 0, el Cruzeiro lastimó desde un lateral, un mal despeje de Mammana y una pelota dividida en el corazón del área que Funes Mori no pudo despejar en las alturas. Marquinhos aprovechó el desconcierto del fondo y marcó el único grito de la noche, que puso a River sobre las cuerdas y lo obliga a un triunfo histórico en el Mineirao.