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Aguilar DAP Nunca Mas

Hay heridas que no cicatrizan nunca. Quizá, después de todo, no esté tan mal. Porque cada 26J es ineludiblemente una fecha muy triste para todos los hinchas de River, pero también debe constituirse en un momento de reflexión, de análisis, de mente fría, de debate y un punto de partida parta no volver a cometer los horrores del pasado.

Importa poco la chicana, el que dirán, el que se siente. No se pierde de categoría por puto y cagón. Hay condiciones materiales, circunstancias, responsables directos e indirectos que llevaron a una situación impensada, pero totalmente evitable. No hay manchas que no se borren nunca más. Hay moretones que nos recuerdan todo el tiempo que a pesar de los golpes, estamos vivos y más fuertes que nunca.

El tiempo da sabiduría, enseñanzas, experiencia. También pone las cosas indefectiblemente en su lugar. Hay dos ex-presidentes que no pueden ni pasar las instalaciones del club. Un ex-vicepresidente recibe la condena social cuando se anima a presenciar los partidos de inferiores. Un ex-Secretario se hace el bravo en la confitería y lo abuchean todos. Y así, abundan los ejemplos. El hincha de River hizo de este 26J un punto de inflexión. No sólo desde la valoración negativa. También, desde una necesaria refundación y el deseo de volver a ser.

Hay que ser muy torpes para mandar a River a una categoría inferior. Es un club enorme. Tan gigante que nuevamente se puso de pie y nos devolvió la sonrisa. El presente alivia el dolor, pero no nos hace inmunes. Disfrutemos de este equipo y de este momento institucional y deportivo. Pero no olvidemos ni perdonemos. Aguilar y Passarella, NUNCA MÁS.