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IMAGEN: Diego Haliasz II Prensa River
IMAGEN: Diego Haliasz II Prensa River

En el Monumental, River derrotó a Guaraní por 2 a 0 con goles de Gabriel Mercado y Rodrigo Mora. El conjunto de Gallardo tuvo un flojo primer tiempo, pero cambió su cara en el complementó y se quedó con la primera semifinal copera. Ahora está a sólo 90 minutos de ser finalista de la Libertadores, 19 años después.

En la primera etapa, el equipo de Marcelo Gallardo monopolizó la pelota durante gran parte de los 45 minutos, pero careció de tres elementos: precisión, cambio de ritmo de mitad de cancha hacia adelante y un organizador de juego que meta pases entre líneas. Más allá de las intenciones de distraer por el centro y romper por afuera, murió generalmente en centros buscando la cabeza de Alario o algún buscapié. Justamente por esa vía, a través de un desborde de Mora por la derecha, casi encuentra la apertura de marcador, primero por un cabezazo a quemarropa que tapó el arquero paraguayo, y en e rebote, por un frentazo de Sánchez que se fue apenas desviado. Pero lo de River se redujo a eso, y nada más.

En el complemento, el «Muñeco» mandó al verde césped a Gonzalo Martínez por «Lucho» y buscó más desequilibrio en el mano a mano. Sin embargo, el «Millonario» estaba impreciso y no encontraba los caminos. Hasta que a los 14 minutos, a través de un tiro de esquina y luego de un cabezazo de Lucas Alario, Gabriel Mercado empujó el balón con alma y vida  y desató el desahogo en el Monumental.

Ahí cambió el partido, porque River aprovechó la desesperación del conjunto visitante y se amigó con la precisión. Hizo circular bien el balón de un lado al otro, encontró los espacios que no tuvo en la primera etapa y los delanteros tuvieron, en consecuencia, más soltura para desequilibrar en los últimos metros. Desde un gran movimiento de Lucas Alario nació una enorme habilitación a Rodrigo Mora y una definición soberbia del uruguayo, que la pinchó por encima del arquero de Guaraní y la clavó en el ángulo.

En el último cuarto de hora, River pudo estirar la ventaja. De hecho, lo mereció, porque tuvo en una seguidilla de contragolpes la posibilidad de llegar casi mano a mano con Alfredo Aguilar, pero careció de sintonía fina en la estocada final. De todas formas, el equipo del «Muñeco» coronó un gran triunfo y dejó la sensación de estar a sólo 90 minutos de otra final de Libertadores luego de 19 años de abstinencia.