Isotipo_Figuras3
IMAGEN: Reuters
IMAGEN: Reuters

La primera vez que pisé el Monumental tenía apenas siete años. Fue en el año 1990 cuando apenas era un niño y no sabía de qué se trataba todo esto, ni tampoco entendía porque existía tanta locura por el fútbol. Aquella tarde River empataba 1 a 1 con Racing.

A medida que fui creciendo pude entender de a poco qué es eso de ponerse bien, de ponerse mal,de saltar, de cantar,de llorar,de abrazarse con un desconocido en el medio de la popular. Confieso que me costaba entenderlo, pero logré comprenderlo definitivamente cuando me tocó en carne propia experimentar esas sensaciones.

«River no te va a cambiar la vida», me siguen diciendo algunos hasta el día de hoy. No vas a ser más rico, no vas a ser más pobre, ni vas a conseguir un trabajo mejor. ¿Pero saben qué les respondo? Voy a ser feliz por 90 minutos. Voy a vivir 90 minutos donde están en juego las sensaciones más lindas que puede tener un ser humano, la esperanza, la ilusión y los sueños. Eso no tiene precio.

Me ha tocado vivir las mejores etapas y las peores. Como muchos de ustedes, he tocado el cielo con las manos y he caído al abismo más profundo, pero con la plena certeza de que ese amor por esa camiseta hermosa con una banda roja que cruza el alma fue es y será para siempre.

El reloj hace tic tac, para las 22 horas parece que falta una eternidad. ¡Quien te ha visto y quien te ve, mi querido River Plate! A horas de jugar una nueva final de Copa Libertadores, y con la gloria a la vuelta de la esquina.

Confío en quienes nos van a representar. Estos jugadores y el Muñeco con su cuerpo técnico me han hecho creer que no todo está perdido en el fútbol y que al menos vale la pena intentarlo.

Quizás no encuentres a nadie que te entienda, quizás pienses que estas loco, quizás piensen tantas cosas… Pero vos sabes que con mirar a los ojos a otro hincha de River, siente lo mismo que vos y te va a entender.