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River vs LDUQ

Cuestionar el rendimiento de River ayer sin tener en cuenta las condiciones impuestas pero totalmente válidas es un error.

Analizar el desempeño de la Banda sin tener en cuenta los aspectos extrafutbolísticos seria injusto. Obviamente, el adversario intentó imponer sus condiciones. Hacer valer su localia. La ventaja de un terreno a 2850 metros sobre el nivel del mar. Pensar en un River con mucha presión alta,  recuperación y salida rápida no era negocio para los dirigidos por Marcelo Gallardo,  debía regular para soportar los 90 minutos en la altura ecuatoriana.

En la previa había asomado la frase de plantear de manera inteligente el cruce. Y eso intentó hacer. Un error en la defensa posibilitó el tanto para Liga. Hasta ese momento, el partido parecía controlado por Los Millonarios. Hubo situaciones de riesgo para Barovero y hasta una «pizca de suerte», dicho por el propio arquero, pero también las hubo para que River consiguiera ese anhelado gol de visitante que hubiera sentenciado el pase a cuartos.

Por supuesto que River no jugó al nivel que el paladar del hincha pretende. La pregunta sería cómo no ser paciente con el equipo y cuerpo técnico que le ha dado muchísimas alegrías. Con el dulce sabor de haber eliminado al rival de toda la vida dos veces en seis meses y con la imagen fresca grabada en la retina de Fernando Cavenaghi y Trapito levantando la Libertadores, esquiva desde hacía 19 años.