River sufrió en Chapecó, pero el que peor la pasó fue Eder Álvarez Balanta: desbordado y muy lejos de su nivel, pidió el cambio en el segundo tiempo y se fue muy enojado por su rendimiento. ¡A levantar, Eder!
El hincha de River le tiene un cariño especial. Desde aquella aparición sorpresiva en el Cilindro de Avellaneda de la mano de Ramón, Eder Álvarez Balanta ganó en pocas semanas el respaldo de una parcialidad acostumbrada al paladar negro y a regalar ovaciones sólo a los elegidos. Sin embargo, el presente del colombiano es más oscuro que nunca.
En Chapecó, el zaguero cafetero tuvo otra de esas noches que debería quedar en el olvido rápidamente. Desbordado, inseguro, a contrapierna de lo que indica la lógica, Eder padeció el partido y terminó pidiendo el cambio a los 20 minutos del complemento, después de verse involucrado en una serie de errores que pudieron costar muy caro.
Al ingresar al banco, recibió el consuelo de Marcelo Gallardo pero al defensor poco le importó. Le pegó un cabezazo al techo, se sacó la camiseta y vivió con muchísima bronca los minutos finales del partido. El gran desafío del Muñeco será recuperarlo. ¡A levantar, Eder!
