En el Monumental, River Plate y Sao Paulo no se sacaron ventajas. El equipo del Muñeco tuvo una floja producción y apenas rescató un empate ante el conjunto brasileño.
Si la clasificación a octavos de final comienza a definirse en casa, lo de River hoy fue un verdadero desperdició. Es que el conjunto de Marcelo Gallardo dejó pasar la chance de alcanzar la punta del grupo (alcanzando a The Strongest de Bolivia) y sacarle una diferencia de puntos casi indescontable a a los perseguidores. Sin embargo, el equipo millonario jugó muy mal. Tan mal que la igualdad final le sienta bien a un partido chato y repleto de imprecisiones.
En la primera etapa, River mostró buenas intenciones en los primeros minutos, y algo de ese juego fluido que tuvo durante buena parte del último superclásico. Sin embargo, la visita se encontró con un gol a los 16 minutos del partido luego de un tiro de esquina, gracias a un zurdazo seco y esquinado del talentoso Ganso. A partir de ahí, el millonario perdió la brújula y fue un manojo de errores. Sin funcionamiento articulado, el Más Grande comenzó a apostar casi exclusivamente al desborde y el centro por las bandas. Hasta que a los 38 minutos llegó el momento fatídico para el equipo de Bauza: el arquero Denis quiso despejar, rebotó en Hudson y la pelota se coló gracias a una extraña parábola en su propio arco. Así, de carambola, se fue al descanso con un poco más de tranquilidad.
En el complemento, el entrenador de La Banda apostó al fútbol de Andrés D’Alessandro, que ingresó a los 11 minutos. Y el Cabezón aportó algo más de vértigo y profundidad por la banda derecha, donde jugó casi mano a mano con Bruno y logró despertar a River del letargo con un par de centros complicados para el #1 del conjunto paulista. Pero fue sólo eso. Y algún que otro arresto individual sin claridad.
Si el superclásico fue un paso adelante en el rendimiento, el partido de hoy fueron dos hacia atrás.River jugó decididamente mal y se llevó lo que mereció: un empate con sabor a muy poco.
