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vs Sarmiento

El ambivalente desempeño de River. Las diferencias entre el torneo y la Copa.  Del ´fútbol total´ del miércoles al escueto desempeño frente a Sarmiento de Junín.

Salió de joda. La rompió. Estuvo bailando toda la noche y la pasó bárbaro. Hizo reír a todo el mundo, fue el centro claro y objetivo de la fiesta. Todo iba bien, hasta que de repente la música dejó de sonar, las luces del boliche se prendieron, y unos muchachos de un porte propio de una heladera con freezer empezaron a sacar a la gente. Él tenía que seguir a la luz del día, pero no podía. No llegaba al laburo.

Increíble pero real: parece que River tiene resaca. Un equipo que hace unos tres días dio cátedra de futbol, que ganó 6 a 0 con cinco goles en un solo tiempo, que brilló, que ganó, gustó y goleó, vuelve tener un traspié en el certamen local, donde hace cinco fechas que no consigue una victoria. En una semana en el que el color naranja fue pasión de multitudes riverplatenses, el conjunto de Gallardo pasó de rememorar a la Holanda del 74 a parecer el combinado de futbol 5 de Villa La Ñata del ex gobernador bonaerence Daniel Scioli. Cambio rotundo fronteras adentro.

La defensa firme con salida limpia del miércoles pasado se transformó en una línea insegura en la pelota parada. Con enormes dificultades por los costados, el fondo no logró la seguridad que lo llevó a casi no sufrir ocasiones de gol en su arco contra The Strongest.

El mediocampo, de buen manejo de pelota, no encontró el equilibrio para contener a los rivales, sobre todo en el segundo tiempo. También fallo en la creación de juego, con un Pisculichi lejano a aquel que supo de noches de gloria en el 2014.

La dupla charrúa de ataque tuvo movilidad y despliegue, pero escasa contundencia para inquietar al rival. Salvo el extremo voluntarismo de Alonso, que con olfato goleador puso el uno a cero, los atacantes no lograron generar daño al arco de Sarmiento, con un Tabaré Viudez complicado a la hora de crear juego, sin encontrarse con el balón y con muy poco desborde.

Es válido tener en cuenta el recambio por el desgaste físico, con ausencias de la talla de D’Alessandro, Fernández, Alario, Mora y compañía. No obstante, la jerarquía del rival (de muy digno desempeño) y la condición de local requerían una victoria.

Si bien el millonario pudo (y quizás hasta mereció) llevarse los tres puntos, sí es cierto que su nivel baja de manera sideral en el certamen local. Un dato que compara el desempeño doméstico con el copero-internacional lo demuestra claramente: mientras que en el primero River sacó 10 puntos en la misma cantidad de partidos, en la Libertadores cosechó 8 en cuatro.

El conjunto del muñeco deberá recuperarse rápido para afrontar la seguidilla de partidos que se viene. Como si tuviera algún problema estomacal: una buena ducha, algún que otro comprimido y fuerte descanso. El miércoles nos vamos de copas de vuelta.