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IMAGEN: Prensa River
IMAGEN: Prensa River

El ingreso de los juveniles en el segundo tiempo le cambió la cara a River, que había generado muy poco en los primeros 45 minutos. Tomás Andrade pegó un tiro en el palo y fue uno de los factores de desequilibro en el equipo del Muñeco.

Más allá del sabor a poco que dejó el empate ante Vélez en el Monumental, el encuentro de esta tarde dejó algunos saldos positivos. En especial, con los ingresos de algunos juveniles, que hicieron su presentación en Primera mucho carácter, determinación y buenos rendimientos.

Son los casos de Gonzalo Montiel, que ingreso al inicio del segundo tiempo en lugar de Pablo Carreras, y de Tomás Andrade, que se ubicó sobre la banda derecha del ataque y se animó a hacer todo lo que no hizo Bertolo desde que llegó a River (¡¡¡hasta pegó un tiro en el palo!!!). El ingreso de Exequiel Palacios rompió el dibujo inicial y Montiel terminó defendiendo en una línea de tres, como  mucha solvencia, criterio y seguridad.

No fueron, sin embargo, los únicos juveniles destacados. Luis Olivera en el primer tiempo cumplió una tarea aceptable, con buenas escaladas y un par de centros que generaron peligro. Augusto Batalla desde el arco transmitió mucha seguridad y tuvo un atajadón en la primera etapa luego de un cabezazo de Alvarenga. Pero el futbolista que sobresalió fue Leandro Vega. Más allá de algunos errores en la salida desde el fondo, tuvo una tarea impecable en el segundo tiempo y estuvo muy cerca de marcar su primer gol oficial con la camiseta de River. La más clara fue un anticipo de cabeza que dio en la base del palo. Y fue, curiosamente, el jugador de River que más remató al arco.