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Barovero festejo


Marcelo Barovero disputará mañana su último partido en el  Monumental, y será ovacionado por todo un estadio que agradecerá sus grandes atajadas, su liderazgo y humildad. Indudablemente, ha entrado en la historia grande del club.

Cuando llegó al Núñez para disputar el Torneo Inicial 2012, Barovero era el décimo arquero contratado en diez años, sin contar los surgidos en el club, por lo que su llegada no traía grandes expectativas, y hasta se lo llegó a discutir dentro de lo que fue su primer año en el arco. Hacia fines del 2013 comenzó a hacerse indiscutido y referente dentro de un plantel con grandes personalidades.

En 2014 alcanzó su primer título en el club, ganando el Torneo Final 2014 y siendo clave en muchos partidos, para luego ganar la Superfinal frente a San Lorenzo. Con la llegada de Gallardo seguiría brillando en el arco del Más Grande tanto en el torneo local como en la Copa Sudamericana, título con el que finalmente se alzaría (y como capitán). En este último partido probablemente Barovero haya dado su obra más famosa: el penal atajado a Gigliotti por semifinales, el famoso «Parapám», que sería clave para que el Millonario acceda a la final. «Borombombón borombombón, para Trapito la Selección» pudo escucharse durante todo ese año. Y el cántico seguiría el año siguiente…

Faltaba más, ya que en 2015 llegarían la Recopa Sudamericana y la Suruga Bank. En el medio, la tan ansiada Copa Libertadores, que lo tuvo a su arquero con otras tantas atajadas claves, siendo capitán y alzando el trofeo junto a Cavenaghi, cumpliendo una ilusión de muchos años en el hincha. Para fin de año, Barovero se encontraba atajándole remates a Messi en una indeclinable «final del mundo».

Hasta el día de hoy el hincha le agradece y reconoce su talento a un arquero que, cabe admitir que sorprendió en el mundo River. Alguien que perfectamente representó de la mejor forma al club más grande de Sudamérica, bañado de humildad y bondad, compañerismo y también talento. Nunca negando un reportaje, una foto o un autógrafo a un niño. Alguien que no completó los 4 años en el club, pero que alcanzó lo máximo al que un jugador Millonario puede aspirar. Indudablemente, el mejor arquero de River en este nuevo siglo, y dentro de los más grandes de la historia del club.

Mañana tendrá su última ovación en el partido frente a Gimnasia. Una ovación que será eterna en la memoria de cada uno de los hinchas. ¡Gracias, Trapito!