Isotipo_Figuras3

Barovero vs gelp

En diálogo con «Conexión Riverplatense», Marcelo Barovero hizo un repaso de los cuatro años que vivió en la institución de Núñez. También reveló cuándo tomó la decisión de no renovar su contrato, destacó el penal que le atajó a Gigliotti como uno de los momentos que marcó su carrera y dejó algunos conceptos sobre su sucesor, Augusto Batalla.

Tal vez haya un segundo capítulo. Tal vez, no. Lo que resulta indiscutido es que su paso por el arco de River dejará una huella imborrable, grabada en esa historia imponente que tiene la institución más ganadora del fútbol argentino. Los hinchas hoy ya lo sienten así. Los años y el paso del tiempo, agigantarán el mito.

En diálogo con «Conexión Riverplatense», Marcelo Barovero no se guardó nada, y a su manera explicó por qué a partir del 30 de junio comenzará a defender otro arco: «La decisión la tomé en el 2014, antes de un partido con Estudiantes por la Copa Sudamericana. Uno necesita en su momento poner prioridades. El fútbol argentino y River tienen un entorno muy fuerte, que no te deja disfrutar las pequeñas cosas y los años van pasando. Pero la decisión no pasó por problemas familiares, sino por una una cuestión personal de poner punto final al momento que a mi se me terminaba el contrato, porque uno no estaba con la fortaleza para asumir un nuevo contrato en el club», admitió el 1 millonario.

A la hora de hacer un repaso de su carrera en la institución, Trapito recordó los años difíciles en los que le tocó atravesar algunas tormentas en el club de Núñez: «Cuando llegué me encontré con un club complicado, en todo sentido. Veía falta de infraestructura. Jamás hubiese imaginado una institución así, había cosas que uno daba por descontado y la verdad faltaban. Lo hablaba con Gaby Mercado y Ariel Rojas, que habíamos llegado juntos.  Era inimaginable que tres años después estuviéramos peleando cosas, ganando y poniendo al club en los primeros puestos. Fue un camino muy lindo y muy duro, que me llegó a una muy buena edad para agarrar este arco. Con el grupo que formamos se notaba que queríamos poner a River lo más alto posible. Este grupo se lo merecía, porque ante todo pusimos la camiseta por encima de cualquier pensamiento individual», señaló.

El momento más feliz de su estadía en el Más Grande esta asociado al penal que le contuvo a Emanuel Gigliotti, por todo lo que desató dentro del campo de juego y el entorno. El arquero de La Banda reveló cómo vivió aquel episodio trascendental: «La decisión la tomé a último momento. Lo habíamos estudiado con Nahuel, el encargado de los videos, pero por suerte tuve una lucidez que es muy difícil tener. Uno puede estudiar, mirar, analizar los detalles en la tranquilidad de una habitación con una computadora, pero después en un partido de tanta magnitud y en una situación impensada por todos antes del minuto, es distinto. Gracias a Dios tuve la suerte de estar lúcido de la cabeza y en ese momento hacer la atajada que realmente me marcó para todo el camino. En el momento fue una satisfacción, pero muy contenida. Quedaba todo un partido por delante, y si se le dio tanta magnitud a esa atajada fue por el después, por haber superado la serie, por haber sido campeones. Fue una satisfacción pero quedaba mucho», indicó.

La contracara de aquella noche soñada llegó pocos meses después, ante el mismo rival pero en el escenario enemigo. Un «Panadero» asumió un protagonismo que no debió tener y decidió la suerte de un superclásico copero que hasta el momento estaba a merced del millonario. «Fue uno de los peores recuerdos que tengo como futbolista», reconoció Trapito. «Fuí el primero en salir del vestuario de Boca con Maidana y Mammana. Llego a la boca de la manga y veo la remera de Maidana manchada y escuchamos los gritos. No entendíamos nada. Jamás hubiéramos imaginado un ataque de semejante magnitud. Pero más allá del momento y del vacío que significó superar una serie no pudiéndolo demostrar como nosotros deseábamos, lo que rescato es nuestra frialdad y unión de no responder y no reaccionar en un momento tan difícil. Por suerte nos mantuvimos fuertes y juntos, porque si reaccionábamos podía pasar algo aún mayor y más triste», relató Barovero.

El futuro, ya llegó. Y su nombre es Augusto Batalla, el juvenil que sucederá a Trapito y que tiene el visto bueno del más experimentado: «Es un arquero muy completo, que está preparado física e intelectualmente para ocupar este arco. Debe tener paciencia, recién tiene 20 años y el desarrollo se va dando semana a semana. A mi me cuesta ponerme en el mismo lugar a esa edad, más allá de que él tiene la ventaja de haber crecido en el club y de haber jugado en las selecciones juveniles. Lo más importante es que no se entre en ningún tipo de comparación, que él haga su propia historia y lo dejen hacer«, remarcó.

Para finalizar, agradeció el cariño de los hinchas y deseó buenos augurios para el Más Grande: «Uno no se da cuenta de lo que me tocó vivir. El reconocimiento que he tenido en los últimos días fue algo muy fuerte, que me emocionó y lo disfruté. En algún momento me sentaré y estaré un largo tiempo recordando y me invadirán las lágrimas seguramente, porque es muy grande lo que viví. Me voy muy feliz, contento y tranquilo de haber cumplido mi sueño y la gente también cumplió con este equipo. A partir de ahora seré el hincha número uno y tratar de que sigan los éxitos y seguir por este camino», concluyó.