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IMAGEN: Marcos Moreno
IMAGEN: Marcos Moreno

En la previa de River-Huracán, un grupo de hinchas se acercó a la puerta de Sáenz Valiente para reclamar por la reapertura de los quinchos y los comedores internos. La única respuesta fue el maltrato policial.

La injusta e inexplicable sanción de la Subsecretaría de Seguridad Ciudadana del Gobierno de la Ciudad generó reacciones en River. Primero, con un tibio comunicado oficial de las autoridades del club, que apenas informaron que los socios no van a poder ingresar al sector «social» de la institución los días de partido, a excepción de aquellos socios plenos que desarrollen alguna actividad deportiva y presenten junto a su carnet un comprobante de pago con el arancel correspondiente.

Claro que los socios que utilizan habitualmente las instalaciones, que viven la previa de los partidos con un asado en familia o con amigos y aquellos que pagan sus costosos aranceles de lockers y comedores internos, no se quedaron de brazos cruzados. Cerca de las 13 horas, se autoconvocaron en el ingreso de la puerta Sáenz Valiente para hacerse oír. 

A los pocos minutos de comenzar con el reclamo, apareció el maltrato policial. Como casi siempre. No sólo obligaron a los presentes a «despejar la zona» de mala manera, sino que además labraron actas contravencionales por utilizar pirotecnia. No hubo mayores incidentes, pero sí mucha bronca. Faltan respuestas y sobran prohibiciones. El socio de River merece otro respeto.