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A pocas horas de celebrar su cumpleaños #41, el entrenador millonario habló de todo: el desgaste que sufrió en estos dos años y medio, por qué decidió seguir, el cariño de la gente y la importancia de renovar objetivos e ir siempre por más.

Como sucedió pocas veces en la historia de River, en contadas oportunidades, el ídolo no está en la cancha sino en el banco de suplentes. Cuando ingresa el equipo al campo de juego, Marcelo Gallardo es un imán que atrae todas las miradas, los flashes de los fotógrafos, los primeros planos de la tele y el aliento inquebrantable de los hinchas. El «Muñeeeeeeco» que baja de los cuatro costados del Monumental es apenas una muestra gratis de todo el cariño y el reconocimiento que recibe a diario por los simpatizantes del Más Grande.

A pocas horas de apagar las «velitas» y celebrar su cumpleaños #41, el entrenador millonario habló con el matutino deportivo Olé y explicó por qué decidió seguir en el club, a pesar del desgaste acumulado en estos dos años y medio de trabajo al frente de River: «El final del año pasado fue duro, ya me venía haciendo preguntas (…) Estaba la posibilidad de dar un paso al costado. Después pasaron esos días, tuve que tomarme un tiempo para pensar un montón de cosas, reflexionar sobre otras y eso hizo que tomara la decisión de quedarme y de tomar este año como un año de disfrute (…) Tenía las ganas de por lo menos terminar mi vínculo con la institución. Recordé que a mediados del 2014, al mes y pico de trabajo, habíamos pensado en la posibilidad de terminar esta gestión (la de D’Onofrio) conmigo a la cabeza como entrenador. Y eso me motivó para poder darle un buen cierre», manifestó el DT.

¿Cuánto tuvo que ver el reconocimiento de la gente a la hora de tomar la determinación? El Muñeco admitió: «No tengo más que palabras de agradecimiento. El afecto que me han hecho sentir es increíble, no creo haberlo vivido como jugador, más allá del respeto y el cariño que siempre recibí. Pero en esta etapa la identificación fue muy grande y eso es increíble para mí», reconoció.

En ese ida y vuelta con los hinchas, Marcelo Gallardo está posicionado como uno de los mejores entrenadores de la historia de River. Consultado sobre esa especie de ranking establecido en el imaginario de la gente, el técnico de La Banda afirmó: «Hoy tengo la posibilidad de estar en el lugar que estoy y que la gente se sienta identificada con este ciclo, con el mensaje, con la idea, es algo muy lindo. Y sobre las encuestas pasa que han cambiado tanto las vías de comunicación que hacen que los hinchas se expresen masivamente (…) En lo personal me siento muy identificado y muy representado por este club. Entonces, que se hable del tema, de estar en esa mesa de los grandes, de gente que le ha dado muchísimo al club en una historia tan rica, con otras tantas personas que por ahí no han ganado títulos pero que han fomentado tantas cosas que marcaron la idiosincrasia… Me llena de orgullo. Es lo que siento», remarcó.

El DT millonario es un tipo inquieto. Que busca, que experimenta, que no se queda con los laureles adquiridos. Por eso no sorprende que arrancara este 2017 con un nuevo dibujo, otro esquema, a priori como una de las tantas alternativas para evitar que los rivales le tomen la mano. Al respecto, aseguró: «Me estimula seguir dándole variantes a una idea que no cambia. Sí genera ciertos detalles que hay que trabajar y puntualizar para ver si funciona, y eso es lo que más me gusta, porque en esos cambios permanentes, el tener que soportar que se te vayan los jugadores a cada rato y tener que conformar un plantel… Si me estancara con una sola forma de jugar sería muy difícil. Si digo “bueno, con ésta gané, seguimos así, la dejo”, no me sentiría cómodo. Entonces, tratamos de ir viendo situaciones que nos generan un desafío a mí y a los jugadores, pero lo que quiero además es que ellos lo hagan carne, que lo hagan propio, y ése es el desafío. Cuando ves que se van involucrando y no lo hacen para cumplir sino que lo toman como una posibilidad buena que asumen con responsabilidad y les genera un desafío para conseguir mejores herramientas, es buenísimo. Porque nada es absoluto: justamente estos momentos son para trabajar; si no, ¿para qué serían las pretemporadas? Uno después necesita jugar de una manera y no tiene los tiempos en una semana: no basta con un mensaje, tenés que entrenarlo», resaltó.

Para finalizar, se refirió a la posibilidad de perder algunas de sus figuras a mediados de 2017, en un año en el que la Copa Libertadores modificó su formato y culminará después del mercado de pases invernal: «Seguramente vamos a trabajarlo con anticipación, podemos evaluar la situación de Alario en el caso de que se vaya, sí. Pero hoy es imposible, ya ves cómo cuesta, por ahí en junio pueda ampliarse un poco más el mercado y haya alternativas. Aunque después volvemos a lo mismo: hay que refundarse siempre, volver a vivir procesos de adaptación que no son fáciles. Si vos traés a una joven promesa, tenés que darle el recorrido que necesita, el desarrollo que necesita para ver si puede ser un gran jugador o no. Porque traer a un jugador de primer nivel ya establecido es muy difícil para el club, para nosotros, y ni así se sostienen. Si no, mirá Tevez en Boca: un jugador de primer nivel que viene, juega un año, vienen unos chinos y listo, se lo llevan. Por eso es muy difícil», cerró Napoleón.