Augusto Batalla fue la figura de River en una tarde/noche que sufrió más de la cuenta, por virtudes de Unión y errores de sus propios compañeros. Tuvo intervenciones decisivas para mantener el cero en su arco y ganarse el reconocimiento de los hinchas que coparon el Monumental.
Augusto dio Batalla. Contra propios y extraños. Es que el arquero de River tuvo una tarde/noche agitada ante Unión en el Monumental. En parte por la postura del equipo santafesino, que en los primeros minutos del encuentro salió decidido a presionar bien arriba y a jugar lejos del arco de Nereo Fernández. Pero, sobre todo, por los desacoples de sus propios compañeros en defensa.
El principal problema de River fue la salida desde el fondo. Quedó en evidencia cuando iban solamente 5 minutos de juego y Luciano Lollo hizo un pase corto que obligó a una intervención providencial del guardametas millonario, quien con la ayuda de Joaquín Arzura evitaron la caída del arco del Más Grande.
Más allá de las falencias defensivas, el #1 de River tuvo otra gran intervención en la primera etapa, cuando iban poco más de 27 minutos de juego. Tras un mal despeje, Manuel Di Iriondo remató desde afuera del área y el portero de La Banda alcanzó a desviar con la punta de los dedos. Fue la más clara del equipo santafesino en los primeros 45 minutos.
En el complemento, Luciano Lollo volvió a exigir a su propio arquero. Otra vez, dejó corto el balón en un pase hacia atrás y obligó a la que Augusto Batalla tuviera que jugar con el pie, al límite. Augusto resolvió bien, más allá de una falta que inventó Germán Delfino en el borde del área grande.
La última gran aparición del #1 fue cuando se jugaba el tiempo de descuento. Guido Vadalá le comió la espaldas a Camilo Mayada y quedó mano a mano con el arquero de River, que salió rápido con los pies y evitó lo que hubiera sido un duro golpe para el millonario. Fue una Batalla contra todos. Por suerte para River, ganó Augusto.
