Isotipo_Figuras3
IMAGEN: Diego Haliasz II Prensa River

River recuperó el ADN del 2014: movilidad, toque, paredes, buen pie, panorama, juego asociado, gol, intensidad y presión.

A lo largo de su ciclo, Marcelo Gallardo hizo referencia varias veces a que el equipo debe reinventarse y seguir construyendo su camino, y definitivamente este River versión 2017 se ha reinventado.

Durante el partido que terminó en victoria 4-2 sobre Melgar por la Copa Libertadores, tuve tres sensaciones muy marcadas. La primera: más allá de la rápida derrota parcial y del siguiente empate 2-2, sentí tranquilidad que se iba a revertir. Eso transmite actualmente este equipo. La segunda: “Esto ya lo vi”, pensé trayendo a mi memoria aquel Millonario 2014 cuando observé una asfixia profunda sobre rival hasta sacarle la pelota, moverse y generar una gran jugada colectiva. Y la tercera: sentí que los jugadores se divierten en la cancha y que es divertido verlos a ellos.

Maidana sigue apareciendo en las difíciles; Martínez Quarta es un jugadorazo que no solo defiende bien sino que también sabe con la pelota y además le tomó el gusto al gol; Ponzio cada vez es más Ponzio; Chino Rojas tiene la cancha tatuada en la cabeza, cada vez piensa y juega mejor; Nacho Fernández es el eje del juego, parece reproducirse en la cancha; Pity Martínez reaccionó y ahora sí desequilibra; Alario y Driussi, delanteros con inminente futuro europeo, están ultradulces y demuestran partido tras partido que son de otra clase. Además, el 11 inicial sale de memoria y están esos dos o tres suplentes que pueden ser titulares como Mora.

Movilidad, toque, paredes, buen pie, panorama, juego asociado, gol, intensidad y presión. Todo eso tiene este equipo, todo eso que tuvo hace unos años cuando supo brillar y quedar en la historia bajo la conducción de Napoleón. Sí es cierto que debe ajustar algunos detalles a la hora de defender, pero no quedan dudas que una vez más River se reinventó. Y sí señor, de la mano del Muñeco.