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RIVER SE CONVIRTIÓ EN UN KARMA PARA BOCA (IMAGEN: Clarín HD)

El River de Gallardo volvió a ganarle a su eterno rival, como ha hecho en todos los partidos relevantes en los que lo enfrentó. El casual puntero del campeonato ve venir a su peor pesadilla que le pisa los talones.

“Cuando lo pasaron a (Jorge) Moreira, ¿Sabés quién corrió hasta el córner y se tiró a los pies? Ponzio. Así tiene que jugar un cinco”. Raúl Cascini, emblema del Boca de Carlos Bianchi del 2003, se tenía que apretar los dientes para decir las palabras que salían de su boca como panelista de un reconocido programa deportivo de este lunes. Entiende, el ex volante central de Boca y Estudiantes, que el domingo hubo un problema de actitud.

Y como toda sensación, puede traducirse en una imagen. Fernando Gago volvió al trote en el segundo y el tercer gol de River, mientras un delantero millonario (Lucas Alario, primero; Sebastián Driussi, luego) entraba con tranquilidad en el área para definir. Leonardo Ponzio recuperó la pelota cerca del córner para empezar a gestar el 2 a 0.Cincos verdaderos son los de ahora.

River pasó por arriba al (evidentemente casual) puntero del campeonato en un primer tiempo donde solamente hubo un equipo en la cancha. Boca pudo estar cerca de empatar el partido por un error del arquero Augusto Batalla. Si River se iba ganando 2 a 0 al entretiempo (podría incluso haberse ido 3 goles arriba), el resultado pudo haber sido demoledor e histórico.

Pero lo más importante es que el conjunto de Gallardo, con el técnico a la cabeza, se ha convertido en una pesadilla para los primos de Brandsen y la ribera. River le ganó a Boca en los últimos años todos los partidos importantes que jugaron: las eliminaciones por Copa Sudamericana y Libertadores y el del domingo cuando River peleaba por reinsertarse en la lucha por  el campeonato.

A su vez, en los superclásicos que River perdió con Gallardo en el banco, River tenía otra cosa en qué pensar. Nunca es ni será bueno perder un clásico, pero el 0-2 en la Bombonera en 2015 fue un chiste al lado de la eliminación en Copa Libertadores que vendría dos semanas después; el 0-1 con gol de Lodeiro era hasta lógico en un equipo que estaba entre la final con Tigres del pasado con el sueño de jugar con Barcelona que vendría dos meses después; y el 2-4 (inmerecido) de este mismo campeonato fue doloroso pero mucho menos importante que salir campeón de la Copa Argentina cuatro días después.

El Boca del vino tinto y el choripán parece ser historia. Su rasgo “popular” vinculado a la garra  y el corazón futboleros queda cada vez más desdibujados por falta de referentes e ídolos, jugadores que trotan, relatores que insultan a los rivales e hinchas desconcertados. El locutor de radio y conocido hincha xeneize Alejandro Fantino, dijo, al aire, “ya no tenemos identidad propia. Falta que nos hagan comer sushi en la Bombonera”.

Ya no tienen ídolos, no tienen patadas, no tienen referentes, no tienen capitán, no tienen actitud. Son un intento frustrado de villano ridículo. La vieja mula ya no es lo que era.

Es lógico, entonces, que el puntero tenga miedo. Llego a estar 11 puntos por encima de River y hoy está a cuatro con un partido de más. Las excusas de los penales no cobrados  fallos judiciales supuestamente perjudiciales, la indignación y el recuerdo eterno de jugadores que no están, son expresiones lógicas de un equipo que tiene miedo de ser campeón. Hay un estadio que no late, sino que tiembla. O tembló el otro día cuando en el vestuario visitante, un conjunto de jugadores gritaron bien fuerte: “Me parece que Boca no sale campeón”.