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LOS HINCHAS VIVIERON UNA FIESTA EN PAZ Y SIN VIOLENCIA.

(ECUADOR-Enviados Especiales) Fuimos a Guayaquil a ver ganar a River y nos fuimos con 3 puntos de oro. Los jugadores respondieron en la cancha y la experiencia fue completa.

La llegada al estadio fue arriba de un micro que salió del hotel, recordando las mejores épocas en las que había visitantes. En el camino, solamente vimos rostros de admiración, gente sacándonos fotos, filmando la fiesta que se vivía y sucedió lo mismo cuando estábamos rodeados de hinchas de Emelec. Para uno que se acostumbró a recibir piedrazos en los caminos, ya se trataba de un avance. Pero eso no fue todo.

Cuando llegamos al Capwell, no entramos por el lado correcto y el micro quedó en plena zona local. ¿Problemas? Para nada. La gente que estaba allí se encargó de indicarnos el camino correcto. Al bajar, nos seguimos sorprendiendo de que en la calle estábamos todos juntos y como la gente convivía. Sí, parecido a lo que con mi experiencia personal me había tocado ver en Europa (donde también vi violencia). No nos conformamos con eso y terminamos compartiendo unas cervezas con un grupo de hinchas del “enemigo”. Se charló de fútbol, de cada equipo y pudimos conocer más como lo viven allá . Nos despedimos diciendo que gane el mejor, sabiendo que minutos después nos estaríamos insultando de tribuna a tribuna (que nunca falte).

Adentro de la cancha, se compartían escaleras y baños y hasta se vieron camisetas en la platea local. River ganó y todos nos llevamos la linda conclusión de que si se quiere se puede. ¡Qué el jueves se repita en el Monumental!