Isotipo_Figuras3
RIVER TUVO UNA NOCHE PARA EL OLVIDO Y CAYÓ ANTE GREMIO EN EL MONUMENTAL (IMAGEN: Juano Tesone)

Gremio superó a River desde lo táctico, lo mental y lo estratégico y terminó sorprendiendo en el Monumental. Fue victoria por 1 a 0, con el tanto de cabeza de Michel luego de un balón detenido. Ahora, los de Gallardo deberán ganar en Porto Alegre para hacer historia en Brasil y meterse en la final en la Libertadores.

River no le encontró nunca la vuelta. Gremio, en cambio, logró llevar el partido al terreno de su conveniencia. Por eso, y por el gol que encontró a través de un balón detenido, se quedó con una victoria que le sienta mejor.

En la primera etapa, los arqueros fueron casi espectadores de lujo. Es que River y Gremio se mordían en la mitad de la cancha, se prestaban la pelota un rato cada uno, pero ninguno de los dos lastimaba en los últimos metros. El más pretencioso era el millonario, obligado por la localía. Sin embargo, el elenco de Marcelo Gallardo no tuvo la claridad suficiente para generar situaciones netas de gol desde la elaboración colectiva. Apenas contó con un par de remates de Exequiel Palacios desde afuera del área que alcanzó a desviar Grohe y nada más.

En el complemento, el primer cuarto de hora dio la sensación que los de Núñez salieron con otra determinación y otro empuje. Avisó a los 5 minutos con un cabezazo de Jonatan Maidana que se fue por encima del travesaño, muy cerca, luego de un gran tiro de esquina de Juanfer Quintero. Sin embargo, esta percepción duró muy poco.

A los 17 minutos, Gremio no perdonó en las alturas y aprovechó su primer tiro de esquina del segundo tiempo (el tercero en el partido) para sellar el 1 a 0 con un anticipo de cabeza de Michel. Baldazo de agua fría.

De ahí en más, el millonario fue pura impotencia. No encontró nunca su juego, ni los espacios ni el error del rival para lograr derrumbar el orden defensivo del equipo de Renato, que prácticamente no sufrió. Apenas Juanfer Quintero, con un tiro libre sobre el cierre del partido, estuvo cerca de inquietar el arco defendido por Grohe. Demasiado poco para un equipo acostumbrado a generar situaciones a granel.

De esta manera, el Más Grande se quedó con las manos vacías y viajará a Porto Alegre con la obligación de ganar para hacer historia nuevamente en Brasil.