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Después de comenzar el año con tres derrotas consecutivas el millonario volvió al triunfo de la mejor manera: gustó, goleó y ganó en su nueva casa, Mendoza.

El conjunto del Muñeco empezó el año con el pie izquierdo, perdiendo los primeros tres partidos de esta nueva temporada y preocupando al hincha, ya que no encontraba el juego, generaba pocas situaciones de gol y era lastimado cada vez que lo atacaban.

Pero como no podía ser de otra en Mendoza, tierra que le sienta muy bien al millonario, volvió a la victoria jugando un fútbol de alto vuelo como aquel del 2014, en donde comenzó la Era Gallardo justo con un 4 a 0 y ante el mismo rival.

A los pocos minutos ya podíamos ver la idea de River, que volvía al 4-4-2 con Enzo Pérez y Leo Ponzio como mediocampistas centrales y Nacho Fernández y Palacios sueltos e intercambiando las bandas.

En esos primeros minutos, River se volcó por el sector derecho de la defensa de Godoy Cruz, y en una guapeada de Casco generó su primera aproximación. Milton seguía escalando por su banda, y en otro desborde metió un centro atrás que Fernández envió desviado, de cabeza, al lado del palo izquierdo.

A los 9 minutos contabilizamos la única del Tomba de toda la noche: un tiro libre ejecutado por Andrada que dio en el palo izquierdo de un Armani que se estiró pero igual no llegaba.

Dos minutos más tarde, los mendocinos se complicaron en la salida desde el fondo. Borré presionó, quitó el balón y entregó a Palacios, que metió un pase a Pratto y el Oso definió con un zurdazo fuerte y al medio, venciendo a Ramírez.

Borré insinuaba una gran noche. De hecho, en la primera que le quedó la mandó a la red, pero la jugada fue invalidada por un offside inexistente que cobró el asistente. Cardona quedó enganchado y habilitó por lo menos por un metro al colombiano.

El equipo del ex-River Marcelo Gómez seguía cometiendo errores innecesarios en la salida y River seguía moviendo la pelota. A los 28′, Borré se posicionó por la izquierda, enganchó sobre la línea final y ante la ida al piso de Arena, el defensor local se llevó la pelota con la mano y Penel no dudó en cobrar penal. Borré lo cambió por gol, con un remate a media altura al palo izquierdo del arquero.

El Tomba, que no tenía una buena noche, sufrió la expulsión de Cardona por un planchazo sobre la cabeza de Montiel y condicionó el futuro del local en el partido con un 2-0 abajo y con todo un segundo tiempo jugar.

De ahí en más, River circuló la pelota y se hizo dueño absoluto del partido, sumó un par de remates de afuera del área y uno de Montiel que besó el palo izquierdo luego de un manotazo de Ramírez. Así, los dirigidos por Gallardo se fueron al descanso cómodos y dejando la sensación de que podían venir más.

En la segunda parte, River siguió haciendo lo suyo, atacando por el lado de Casco que se comió banda. El propio Milton metió un centro perfecto que Pratto conectó de cabeza y mandó adentro del arco, para liquidar totalmente la historia en el minuto cinco del complemento.

Con el correr de los minutos, el Millo aprovechó ese hombre de más y le entró por todos lados al Tomba. Con distintas tapadas transformó al #1 del local en su jugador más destacado, con dos tapadas fenomenales a Pratto y Montiel, respectivamente.

Con el partido a su merced, Gallardo movió el banco con De la Cruz por Palacios y Suárez por Borré, para darle frescura y mayor verticalidad al equipo. Si hasta Ponzio buscaba su gol y en el minuto 25 envió un buen remate que el arquero mendocino envió al córner.

La última emoción y coronación de la noche llegó a los 35 minutos, con un hermoso enganche y una gran definición de Suárez, que minutos antes había tenido una muy parecida.

River volvió a despertarse en Mendoza como el año pasado y a ser ese equipo que disfrutamos nosotros, los hinchas. Con Casco como figura, Pratto volviendo al gol y la dupla Palacios-Fernández como conductores, más el tren Suárez que ilusiona, dejó atrás la mala racha y retomó esa algarabía maravillosa a la que nos acostumbramos.