Darío Herrera no tuvo una buena noche en el encuentro que disputaron Vélez y River en el estadio Amalfitani. Su falta de criterio para manejar las tarjetas se cobró una «víctima»: Gonzalo Montiel.
De antemano se preveía que el partido iba a ser de muchísima fricción e ida y vuelta, ya que los dos equipos tienen una mentalidad ganadora y siempre proponen gran intensidad tanto en su mediocampo y ataque.
A medida que fueron pasando los minutos el encuentro fue tomando muchísimo vértigo. Los dos equipos usaban como herramienta principal la presión rápida sobre el rival. Por este motivo se fueron sucediendo varias acciones de juego en las cuales los jugadores llegaban al límite y cometían muchas infracciones que sólo eran sancionadas y advertidas verbalmente por el árbitro Darío Herrera. Un criterio bastante extraño a la hora de castigar sin tarjeta las acciones desmedidas.
A partir de ese momento, el juez no supo controlar el partido y poco a poco se le fue yendo de las manos, permitiendo que cada vez los roces sean más bruscos y solamente castigados con el cobro de cada foul.
Sin embargo, no fue lo único. Promediando el primer tiempo, Javier Pinola tuvo una salida desafortunada, perdió el balón a manos de Robertone y en su afán de enmendar el error cerró con lo justo. Darío Herrera cobró un penal bastante dudoso, que luego Armani atajó con gran calidad.
Herrera dejó nuevamente en evidencia su mala noche al expulsar al capitán del equipo de Liniers, esta vez por un penal bien sancionado sobre Matías Suárez, pero que sólo merecía como mucho una amonestación por el forcejeo dentro del área penal.
Más allá de lo sucedido en las áreas, hubo una jugada muy violenta sobre Gonzalo Montiel, que recibió una infracción de Joaquín Laso y que terminó obligándolo a dejar la cancha y ser sustituido por el fuerte dolor en su tobillo. Luego, los médicos de River confirmarían que se trató de un esguince grave que pone en duda su participación en el próximo partido ante Racing Club en el Monumental.
Herrera claramente no tuvo una buena noche y permitió el abuso de la pierna fuerte, amparándose en el ritmo de partido y generando el escenario perfecto para la lesión del jugador millonario. No supo manejar las sanciones con un criterio correcto en la distribución de las tarjetas como herramienta fundamental para el manejo del partido y Montiel lo pagó muy caro.
