El 9 de diciembre de 2018 cambió la vida de todos los riverplatenses. Para siempre. No habrá 9 de cada mes que pase de largo. No hay momento que no se recuerde aquella noche en Madrid. Al fin y al cabo, cuatro meses después de aquella gesta histórica, la final se juega todos los días.
No importa si es en el trabajo, en tu casa o en la escuela. De día o de noche. En el tren, en el subte o en el bondi. Solo o acompañado. Todo el tiempo revisás el teléfono y te topás con una foto o un video inédito que te linkea sin escalas hasta el Bernabéu. Y enseguida aparecen mil imágenes y recuerdos de ese partido, que te marcó para siempre.
No importa cuántas veces hayas visto esas imágenes. Hasta el hartazgo de los que te rodean. Porque vos no te cansás nunca de verlas. Los que no son de River te odian. No te aguantan. Sobre todo los de la vereda de enfrente. Viven en una pesadilla eterna. Y ahí estás vos, hincha del campeón de América, para recordarles todo el tiempo que les ganamos la final más importante de todos los tiempos.
No hay momento del día que no recuerdes ese partido. Hasta capaz enganchás alguna repetición en la tele y lo sufrís. Porque la final la seguís jugando. Por más que el pitazo final fue hace cuatro meses, vos desde tu lugar la seguís jugando, todo el tiempo. Y no querés que se termine más.
‘¡Qué primer tiempo de mierda que jugamos!’, decís mientras mirás esa repetición por enésima vez. Volvés a putear a Benedetto cuando le saca la lengua a Montiel en el 1 a 0. Te regocijás cuando ves la jugada colectiva que armaron Palacios y Nacho Fernández en el gol de Pratto. Te deleitás con ese zurdazo de Juanfer, que de tanto mirarlo te da miedo que un día pegue en el palo y se vaya afuera. «Y va el tercero» ya es el gol un millón. Reís. Llorás. Te emocionás. Lo festejás como si fuera hoy. La final es hoy. Es todos los días.
A cuatro meses de la conquista del título más grande de la historia, el Mundo River sigue gozando de una final que se reescribe todo los días. ¡Hasta mañana, campeón!
