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Se cumplen 21 años del debut de Javier Saviola en River y desde LA MÁQUINA homenajeamos a un hijo pródigo de la casa. Todo lo que tenes que saber, en esta nota.

Si me preguntas particularmente a mi, y a todos los chicos de mi edad, cuál era mi sueño hace 21 años, creo que todos hubiésemos querido responder: «jugar en la Primera del club que sos hincha». Y redoblando la apuesta, «que el día de tu debut hacer un gol y besarte la camiseta tan amada».

Lo que fue un sueño para mi, Javier Saviola lo convirtió en realidad en aquella tarde jujeña del 18 de octubre de 1998, cuando Ramón Díaz lo ponía en cancha. El «Conejito», apodado así por Germán Burgos en un entrenamiento, saltaba al verde césped con el 27 en la espalda. Aquel nene de 16 años, que hizo sus primeras armas en Ateneo Colegiales, vivía ese regocijo del camino de la pasión al sueño tan preciado.

La lesión de Cristian Castillo permitía que Javier haga realidad lo que hasta ese momento era épico, pero que no estaba del todo completo. River perdía 2 a 1 en la tierra del Burrito, su ídolo. A los 8 minutos del complemento el colombiano Juan Pablo Ángel le dejó la pelota servida para que el «Cconejo» definiera cruzado ante Castellano y empatara el partido. Será seguramente difícil saber qué paso por su cabeza en ese momento, si en el festejo cayó desbordado de tanta fantasía. Ramón con su sonrisa picarona en el banco acompañó ese instante de gloria inolvidable no sólo para Javier, sino para todos aquellos que soñábamos con lo mismo.

Ese chiquitito que le juro a su papá que se iba a quedar con la camiseta 7 del Más Grande, dejaba así su primer postal en una cancha, y pasaría a convertirse en aquellos años que finalizaban la década del 90′ tan gloriosa para el club, en una de las joyas más valiosas de la cantera.

Lo que vino después ya todos lo conocemos: campeonatos, mundial juvenil, goleador, Juegos Olímpicos, jugar en los mejores clubes de Europa y hasta darse el lujo de estar en un campo de juego con aquel que alguna vez tuvo colgado en un póster. La carrera de ensueño de Javier Saviola culminó como la comenzó, con la banda en el pecho y con la tan ansiada copa Libertadores 2015. Un broche de oro para aquel «pibe» que muchos siempre quisimos ser.

Hace 21 años, exactamente aquel momento de locura: