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El Muñeco reveló cómo encontró el vestuario luego de la igualdad en Tucumán y aseguró que la Copa Libertadores tiene que servir como un estímulo para cambiar rápidamente el chip.

El pitazo final de Patricio Loustau en Tucumán desató un profundo dolor para los futbolistas de River. No es para menos: el Millonario dependía de sí mismo y tenía la chance de dar la vuelta olímpica en el José Fierro. Tenía que ganar su partido y no relojear lo que pasaba en el partido de Boca – Gimnasia. Por eso, la desazón fue generalizada.

Luego del encuentro, el propio Marcelo Gallardo reconoció que tendría la difícil tarea de levantar el ánimo de sus dirigidos para encarar lo que viene: «Es muy prematuro porque acaba de terminar el partido, teníamos la ilusión de poder estar festejando en este momento. Es difícil, era un vestuario que estaba golpeado. A veces en estos momentos es mejor no decir nada, pero esto sigue. El miércoles jugamos un partido de Copa Libertadores, en un ambiente extraño, sin público. Ahora hay que tratar de manejar el dolor, la tristeza y la desilusión. El lunes tenemos que volver a carretear, como en otras oportunidades», indicó el DT.

Por su parte, el Muñeco reconoció que no hay un partido en lo inmediato que les permita dar un golpe de efecto: «No tenemos un desafío cercano que nos estimule a salir rápido de esta desilusión. Va a ser un desafío nuevo, volver a jugar el miércoles en un contexto extraño, sin público, ya de por sí es difícil. Va a ser una buena medida para ver cómo respondemos», admitió.

«La Copa Libertadores arrancó difícil. Vamos a ver si podemos convertir ese contexto difícil de arranque en estímulo para recuperar puntos y acomodarnos en el grupo. Vamos a ver cómo respondemos en estas primeras semanas. Tal vez lo padezcamos varios días, pero son cosas normales, no se borra de un día para el otro. Hay momentos por los que hay que pasar, hay que masticar toda esa bronca y ver cómo cerramos esa cicatriz», agregó.

Para finalizar, habló desde lo personal sobre su estado de ánimo y cómo hará para volver a mentalizar a sus dirigidos: «Lloro, río, la paso bien, la paso mal, me enfermo. Tengo todo lo que les pasa a cada uno de ustedes. Analizo los momentos que tengo que analizar de acuerdo al sentir. Hoy siento que más allá del dolor y de la frustración, tengo que digerirla, como lo tienen que hacer los jugadores y los hinchas. Todos pasamos por estos estados de ánimo. Nada más que yo tengo la obligación de estar convencido de lo que quiero y pienso para bajar un mensaje. Eso no tiene que cambiar por el dolor de una derrota. Eso no me desacomoda», cerró.