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FACUNDO VILLALBA Y EL MENCHO MEDINA BELLO, UNA AMISTAD QUE TRASCIENDE EL FÚTBOL

(INCLUYE VIDEO) En una charla íntima por IG Live, Facundo Villalba repasó cómo fue su llegada a River, recordó su particular debut y cómo hizo para avisarle a su familia. También contó algunas anécdotas de aquellos planteles inolvidables y aseguró que el día que jugó su último partido con el Manto Sagrado sintió que dejó de ser feliz como jugador de fútbol.  

No todos tienen la chance de jugar, debutar y trascender con la camiseta que les robó el corazón, casi desde la cuna. Algunos se van encariñando con el tiempo, otros van perdiendo la pasión en la medida que se convierten en profesionales. En las antípodas está Facundo Luis Villalba, el Luiyi, ese pibe del Docke que sintió amor a primera vista por la camiseta de River a los cuatro años cuando vio jugar a Mostaza Merlo y que cumplió el sueño de empezar a defenderla unos cuantos años después.

En diálogo con LA MÁQUINA RADIO, Facundo Villalba repasó su trayectoria como futbolista y contó cómo fue su llegada a la institución de Núñez, allá por mi 1983: «Mi viejo laburaba en el puerto y de cartero, hacía un gran esfuerzo para nosotros. No era que vivíamos mal, pero nos costaba tener cierta tranquilidad. Nunca nos faltó el pan en la mesa, estábamos con lo justo. Un día vino y me dijo si quería ir a jugar a River. Le pregunté si estaba de acuerdo porque teníamos un tirón, estábamos a una hora y veinte de viaje, a veces en un solo micro. Me dijo que sí, que me llevaba. Arranqué en River a los diez años. Tuve dos días de prueba y quedé. De ahí hasta el ’97, estuve todo ese proceso ahí, desde infantiles, las inferiores hasta quinta. Ahí jugué medio año y pasé a Reserva», relató el Luiyi en una charla íntima vía Instagram Live.

Con respecto a su debut, recordó la sorpresa que se llevó aquel día que fue a entrenar con Tercera y terminó jugando horas más tarde en Primera: «No lo esperaba en ese momento. River tenía que jugar un suspendido de 45 minutos contra Argentinos Jrs. Fui a entrenar una mañana para la Reserva en Villa Martelli. Cuando fui a buscar la ropa para la práctica me dijeron que no porque tenía que ira al vestuario de Primera. Ahí me comunicaron que a las tres de la tarde teníamos que jugar el partido. Me quedé ahí haciendo tiempo, mirando el entrenamiento de la Reserva. Almorzamos ahí en ese mismo lugar y fuimos a la cancha de Ferro. Ese día me tocó ir al banco y faltando quince minutos entré por Ariel Ortega. Fue una alegría inmensa, fue espectacular porque se me estaba cumpliendo el sueño de debutar con la camiseta de River», señaló.

¿Cómo se enteró su familia que iba a jugar su primer partido? También de una manera insólita: «En mi casa no había teléfono. Llamé a mi tía que vivía enfrente y le dije que le avise a mi mamá que no iba a volver a casa porque tenía que jugar. Mi viejo y mi hermano después me fueron a ver ese partido.Fue una alegría enorme. La familia lo disfrutó mucho porque veía el esfuerzo que había hecho para tener esa posibilidad. A los tres meses tuve la suerte de poder meterme en el plantel profesional. Fue algo brillante, muy lindo», rememoró.

Consultado por la experiencia de compartir vestuario con jugadores de tanta jerarquía, el Luiyi destacó: «Disfruté del ’93 hasta el ’97 de un plantel brillante, eran todos jugadores de la Selección. El plantel del ’95, ’96 y ’97 eran todos de Selección. Celso Ayala que era de selección de Paraguay, Berizzo, Sorín, Berti, Monserrat, Hernán Díaz, Francescoli, Salas, Cruz, todos de selección. Mirá que a mi me costó jugar, pero igual lo disfruté. Dentro de todo me las rebusqué, eran monstruos los que tenía adelante», 

También tuvo palabras de elogios para Ramón Díaz, que disfrutó primero como hincha y luego como entrenador:  «Ramón me dejó como delantero algo muy marcado. Me decía de dónde a dónde tenía que jugar para tener muchas situaciones de gol. Cuando era jugador lo miré mucho, fue uno de los mejores definidores que me ha tocado ver, dentro del área era letal», resaltó.

A la hora de las anécdotas, Germán Burgos es uno de los grandes protagonistas de cada historia: «Fuimos a Japón a jugar la Recopa contra Vélez. No me acuerdo si en la habitación estaba con Trotta o Gallardo. Enfrente sabíamos que estaba Monserrat y Burgos. Eran las cuatro de la mañana y no me podía dormir. Me levanté, golpeé la puerta y estaba el Loco escribiendo canciones y Monserrat con un walkman. Burgos me decía ‘mirá Luchi -él me decía así-, estas son las canciones que van a escuchar tus hijos’ (risas). Y Monserrat escuchaba música en inglés y las escribía en español. A un loco así lo querés tener en el plantel, siempre estaba de buen ánimo. Y mirá que a veces no atajaba, le tocaba al Tito Bonano, pero siempre estaba al pie del cañón. Era un animal, como arquero era bárbaro», indicó.

Hay más: «Un día estábamos entrenando definición y el Loco te achicaba con los brazos y metía la cara. El Mencho me dice ‘mirá lo que le hago a este’ y le dio en la cara. Le salía sangre por todos lados, pero decía ‘ya estoy bien’. Es uno de esos locos lindos que lo querés tener siempre. El haber estado en esos planteles de River va a ser imborrable en mi vida, fue hermoso estar en ese momento y en ese lugar. Me tocaron con la varita mágica», afirmó.

Para finalizar, repasó sus últimos días como jugador del Más Grande y explicó que sintió el día que disputó el último partido con la camiseta de River en el pecho: «Cuando me vendieron sentí que perdí la alegría de jugar al fútbol. Lo hacía más por trabajo que por otra cosa. Lo tenía que hacer porque lamentablemente yo no estudié y eso le remarcábamos a los chicos que están en River, les dan la posibilidad de estudiar y lo tienen que hacer. El día que jugué el último partido en River lloré una hora y media, no podía parar, porque sabía que me iba de mi lugar. Yo no creo que haya vuelto a ser feliz como jugador. Sí fui profesional y siempre di todo, pero no sentía esa felicidad. Ahora es totalmente distinto. Necesitaba este empujón para abrir las alas y prepararme para lo que viene. Yo quiero ser entrenador de un plantel profesional, me capacité durante muchos años estando en River y quiero tener la posibilidad de mostrar mi trabajo. Son situaciones distintas. Esta situación la estaba esperando y estoy listo para poder hacerlo», concluyó.

Nota: Rodrigo Rosetti