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PABLO LAVALLÉN RECORDÓ LOS AÑOS DORADOS EN RIVER (IMAGEN: Jorge Quiroga)

(INCLUYE VIDEO) Pablo Lavallén habló con LA MÁQUINA RADIO vía Instagram y repasó su historia en River, desde sus primeros años en infantiles hasta su debut ante San Lorenzo. También recordó cómo fueron sus primeras concentraciones, reveló una anécdota increíble con el Pipa Jorge Higuaín y explicó por qué jugó en tantas posiciones. Además hizo un balance de sus años en el Más Grande y señaló que estar en el club de Núñez «es como estar en un cumpleaños» por todo lo que festejó durante esos años. 

La década del ’90 marcó el despertar de muchos chicos de las divisiones que juveniles que llegaron a la Primas de River, se consolidaron y formaron parte de una década dorada en la historia del club. Es el caso de Pablo Lavallén, que llegó desde muy pequeño, con edad de infantiles, y terminó de cerrar su ciclo con la Copa Libertadores en alto en 1996.

En diálogo con LA MÁQUINA RADIO, el ex-lateral del Más Grande contó cómo se dio su llegada al club: «Me acuerdo que estaba en primer grado. Mi papá un día vino del trabajo y me encontró como me encontraba siempre, en la calle jugando a la pelota. Me dijo que a partir de la semana que viene no iba a jugar más en la calle, que me consiguió una prueba en un club. No me dijo cuál, unos días después me dijo que era River», indicó.

«Mi primera prueba fue un día de julio de 1979», continuó con su relato. «Algún entrenador habrá visto que tenía algo, pero uno era tan chiquito que uno lo tomaba como un juego. A medida que uno va creciendo se va haciendo un poco la idea que se puede dedicar a eso, pero a los seis o siete años era muy difícil pensar que iba a vivir del fútbol».

«Fue una etapa muy linda. Lo fui viviendo como pasar de grado en la escuela, pasaba de categoría en River, gracias a Dios no tuve esa situación incómoda que no sabía si me iba a quedar libre o ir del club. Año tras año como que pasaba normalmente porque tenía continuidad jugando. Nos tocó arrancar en el ’86 en Novena División, salimos campeones con esa categoría. Ese año vino Diego Cocca que venía de Atlanta. Fijate lo raro que es el fútbol que él era el 5 y yo el 10. Después terminamos uno de 3 y el otro de 6, todos cambiados. Era una etapa totalmente distinta a ahora. Los técnicos de inferiores eran solamente dos en ese entonces, Federico Vairo estaba en Novena, Octava y Séptima, y Pando con Sexta, Quinta y Cuarta. Es algo impensado hoy, cada categoría tiene sus técnicos, profes, psicólogo. Era otra etapa del fútbol juvenil», resaltó.

La historia de Pablo Lavallén tiene una particularidad poco común: la cantidad de puestos que ocupó dentro de una cancha de fútbol. Consultado por su polifuncionalidad, destacó«Los primeros años, como todos los chicos, hasta los ocho o nueve años no tenés demasiada idea sobre el posicionamiento, si sos volante, delantero o defensor. Los primeros años pateaba y corría atrás de la pelota como todos. A partir de los nueve o diez empezaron a ver la posibilidad de buscarme un lugar. Era zurdo, tenía un buen tranco y me pusieron por el carril izquierdo. Además hacía muchos goles, tanto en el baby como en el fútbol de once. Ahí arranque como volante, después la posibilidad de jugar como lateral llegó en Primera División, después de debutar como volante. Es más, un día me tocó jugar de nueve con el Mencho Medina Bello arriba. El día que me tocó debutar en Reserva, el día que vuelve Ramón Díaz contra Rosario Central, Alejando Sabella me pone de 9 e hice tres goles de cabeza. Le hice tres goles a Tito Bonano, siempre que puedo se lo recuerdo», comentó.

¿Recordás cuándo fue tu debut? «Fue el 4 de agosto del ’91, un partido San Lorenzo – River en cancha de Huracán. Se jugaba la Liguilla Pre-Libertadores, era la semifinal ese partido. Yo ya había estado en el banco dos o tres partidos, todos en cancha de River, pero no me había tocado entrar. Ese día estaba calentando y en el segundo tiempo me llamó Daniel (Passarella). Una particularidad: mi familia es hincha de San Lorenzo. He ido a ver a San Lorenzo desde toda la vida. Desde los cuatro años mi papá me llevo a la cancha porque es fanático. Yo a los seis empecé a jugar en River y ese fanatismo comenzó a desaparecer porque uno lleva otra camiseta. Me tocó debutar con mi viejo en la tribuna de enfrente, en la popular de San Lorenzo. Fue algo raro, especial, pero después que jugué en Primera nunca más volví a ver a San Lorenzo en una cancha. Hoy me identifico con River porque nací ahí, estoy desde los seis años y siento esa camiseta mucho más que la de San Lorenzo. Fue una jornada hermosa, empatamos y hubo un tiempo extra. Ahí arrancó todo. Había sido un año muy lindo, había estado en un seleccionado juvenil sub-19. Después de ese viaje me tocó debutar y ahí arrancó mi carrera, que venía en ascenso», afirmó.

¿Recordás cómo fue tu primera concentración? «Por lo general siempre me concentraban con los grandes. Cuando me suben a Primera en ese año ’91 llegó Ramón Díaz de Italia y siempre pedía que concentrara con él. Imaginate, ni mosqueaba. Me ha tocado también con el Pipa Higuaín. Lo hacen a propósito, para que los chicos hablen con los más grandes y se les pasen los nervios. Esa primera concentración en el Monumental me sentaron en una mesa con Comizzo, Higuaín, Juan Amador Sánchez, Basualdo, Berti y yo. Me acuerdo que por cada mesa pusieron una botella de vino y el Pipa me preguntó si quería. Le dije obviamente que no», sonrió Pablito.

El ex lateral-volante millonario recordó una anécdota muy divertida que involucra a Jorge Higuaín: «Antes de ser incluido en el plantel de Primera jugábamos los torneos Proyección ’89. Teníamos un partido en cancha de Ferro y para practicar hacíamos fútbol con la Primera. Me acuerdo en el Monumental una situación desopilante. Hay un córner para la Primera, vinieron los centrales a cabecear y estaba el Pipa. Se despeja esa pelota, yo agarro y salgo rápido de contra. El Pipa como que me pasa y en el círculo central lo enfrento, me abre las piernas, le amago por un lado, salgo por el otro y le tiro un caño. En esa época tenía el pelo largo y cuando lo paso, siento que me tira la cabeza para atrás, me agarró de los pelos y me tiró una tijera. Me dobló todo. Me acuerdo que Passarella cobró foul. El Pipa dijo ‘acá esas cosas no, pibe'», rememoró con una sonrisa.

La historia con Higuaín continuó unos años después: «En la primera pretemporada que voy en Mar Chiquita pasa exactamente la misma situación. Le hago la misma jugada, le tiro el caño y cuando lo paso me doy vuelta y le digo al Pipa que me perdone, que no me pegue. Se paró la práctica y se reían todos. Imaginate el respeto y el terror que les teníamos», resaltó.

Para finalizar, hizo un balance de sus años en el club de Núñez antes de emigrar a México: «Fueron cinco años en los que uno está en un cumpleaños. Cuando estás en River te sentís así porque ganás y jugás cosas importantes. Me acuerdo que en la semifinal estábamos concentrados y la gente estaba cantando en el playón dos horas antes del partido y nosotros nos prendíamos. Lo disfrutás porque estás en un club monstruoso y nos tocó una época bastante ganadora», concluyó.

Nota: Rodry Rosetti.