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EL ARBITRAJE NO ESTUVO A LA ALTURA DEL SUPERCLÁSICO (IMAGEN: Getty Images)

El superclásico dejó varias polémicas y jugadas para discutir largamente. Fernando Rapallini y su asistente 2, Gabriel Chade, fueron los apuntados por el manejo discrecional de las tarjetas y por un offside escandaloso que pudo significar el 2-0 para el elenco local.

Como no podía ser de otra forma, el superclásico dejó varias polémicas para el análisis. Es que Fernando Rapallini no estuvo criterioso con el manejo de las tarjetas y dejó pasar algunas situaciones que pudieron cambiar el rumbo del partido.

En la primera etapa, la primera discusión tiene que ver con el gol de Wanchope Ábila. Una jugada rápida, que concluye con un centro cruzado y la aparición del delantero por detrás de Paulo Díaz. La primera impresión es que estaba en posición fuera de juego, pero luego de varias repeticiones se observa que está en la misma línea. Acierto del asistente Diego Bonfá.

La segunda polémica del clásico se produjo a los 29 minutos y tuvo como protagonistas a dos colombianos. Jorge Carrascal tiró un lujo sobre el sector derecho, fue a buscar la devolución y Jorman Campuzano lo frenó con un codazo en el cuello. Era roja directa para el mediocampista boquense. Sin embargo, Fernando Rapallini decidió sancionar la falta con una amarilla. Primer error de la noche.

Antes del descanso, Carrascal fue protagonista de otra jugada que pudo cambiar el encuentro. El cafetero le ganó la posición a Julio Buffarini y encaraba solo para el arco, pero el lateral boquense lo frenó con un tacle desde el piso. El juez dijo «siga, siga» y no sancionó ni la falta. Era, además, segunda amonestación para Buffa.

En el complemento, Gabriel Chade, el lineman número 2, tuvo un error garrafal a los 8 minutos de juego al no sancionar un claro offside de Ábila. Wanchope quedó mano a mano con el arquero, fue egoísta y terminó salvando Franco Armani. Desde el banco de River le recordaron el fuera de juego que le cobró a Rafael Borré en Tucumán y ese arbitraje lamentable que lo privó al equipo de Marcelo Gallardo de dar la vuelta olímpica en el última Superliga.

Cinco minutos más tarde, Jorman Campuzano puso a prueba su impunidad y golpeó el rostro de Matías Suárez en una jugada muy similar a la del primer tiempo con Carrascal. Amarilla más amarilla es roja y a las duchas. Acá acertó Rapallini, pero le regaló media hora en cancha al colombiano.

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En el tramo final del partido, el clásico transitó por varios momentos calientes. A los 34 minutos Enzo Pérez llegó tarde a un cruce con Nicolás Capaldo y dejó a River con diez. Nada para discutir. Diez minutos después, Carlos Tévez se tiró con un planchazo que pudo lastimar seriamente a Nacho Fernández. No lo quebró de milagro. Sólo se llevó una amarilla. Acto seguido, apareció Sebastián Villa para prepotear a Rafael Borré y le metió un manotazo delante del árbitro. También vio el cartón de amonestación. Las dos acciones pudieron terminar en roja.

En el balance, el arbitraje alternó aciertos y errores. Fernando Rapallini estuvo permisivo con las tarjetas y le perdonó la vida a varios futbolistas del equipo local. No tuvo, en el juego, errores significativos. El que sí tuvo una noche para el olvido fue el asistente 2, que volvió a equivocarse contra River como aquella noche ante Atlético Tucumán. Demasiadas casualidades juntas…