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River aplastó a Boca y se quedó con el Superclásico en el Monumental. Venció 2 a 1 con un doblete de Julián Álvarez y bailó al Xeneize al compás de la vuelta del público. Carlos Zambrano descontó en la última con un cabezazo que no pudo retener Armani. El equipo de Battaglia jugó desde los 15 minutos con un hombre menos por la expulsión de Marcos Rojo. El Millonario ahora es puntero, al menos hasta que juegue Talleres de Córdoba.

River vivió una verdadera fiesta en el Monumental. No solamente por la vuelta del público, unos 36 mil hinchas, que vivieron a pura emoción el regreso a casa. También por el nivel que mostró el equipo de Marcelo Gallardo a lo largo de los noventa minutos. Sobre todo a partir de los quince minutos de juego, cuando Fernando Rapallini le mostró la segunda amonestación de Marcos Rojo y el eterno rival quedó con diez hombres.

El Millonario capitalizó al máximo el hombre de más y logró rápidamente la ventaja. A los 24 minutos, Julián Álvarez sacó un bombazo desde afuera del área y colocó el balón por encima de Agustín Rossi, de floja respuesta. Un gol que elevó el ánimo de River e impactó fuerte en la visita, que nunca tuvo reacción.

Por si fuera poco, a dos minutos del cierre para el primer tiempo apareció otra vez Julián, esta vez para mandar al fondo de la red el centro preciso de Santiago Simón, uno de los puntos altos del elenco del Muñeco. En el inicio de la jugada, Agustín Rossi volvió a fallar, esta vez con los pies, en una salida fallida que le posibilitó al Millo recuperar el balón y construir la jugada del 2-0.

En el complemento, River hizo lo que quiso. Pudo marcar el tercer, el cuarto y hasta el quinto, pero la falla de puntería, alguna salvada providencial de Rossi y su defensa y el palo le impidieron estirar la ventaja. En la última jugada y tras un córner, Carlos Zambrano marcó el tanto del descuento a través de un cabezazo que no logró contener Franco Armani sobre la línea del arco. No hubo tiempo para más. River sacó del medio y Rapallini marcó el pitazo final.

Un triunfo merecido para River, mentiroso desde lo numérico por la enorme diferencia que hubo entre un equipo y otro dentro de la cancha. Fue un baile Monumental. Y el hincha que volvió a casa, bailó al compás.

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