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Sebastián Sánchez

(VIDEO) Fue la sorpresa en el equipo que goleó 6-2 a Defensores de Belgrano en el amistoso del lunes pasado. El Muñeco le echó el ojo a Sebastián Sánchez y el juvenil suma puntos para hacerse un lugar en el plantel profesional.

No es ninguna novedad que el semillero riverplatense vea reflejado el fruto de su histórica cosecha en divisiones juveniles. A lo largo de los años, desfilaron numerosos jugadores con el ADN del club y bajo el ala de Marcelo Gallardo se potenció la aparición de promesas que se presentan lujosamente en sociedad. Y si bien el grueso del público conoce a Santiago Simón, Enzo Fernández y Julián Álvarez, por nombrar algunos de los más resonantes, hay otros que en silencio trabajan para pegar el salto cuando el cuerpo técnico lo requiera.

Y si de ejemplos concretos se trata, Sebastián Sánchez lo cumple a la perfección. Si bien disputó apenas 91 minutos -distribuidos en tres partidos oficiales- en Reserva, el volante central de 20 años cautivó al Muñeco y por eso fue seleccionado para integrar el once alternativo que se floreó ante el Dragón del Bajo Belgrano.

Por supuesto, LA MAQUINA RADIO estuvo al pie del cañón y fue impulsora de la primera entrevista que concedió el nacido en Flores, en la que dio a conocer sus características de juego. «Un poco pego, pero depende de la situación. Nunca voy a pegarte, a lastimarte. Es la situación del juego más que nada. Voy bastante fuerte, pero no es que lo hago a propósito. Los técnicos no me dicen nada sobre esto, porque yo te voy a sacar la pelota presionando como juega River, voy a mucha velocidad y capaz por eso me llevo a alguien por delante. Soy un jugador que le gusta ir a presionar, soy muy fuerte a la hora de la marca. Y simple, robo y toco más que nada», avisó de antemano respecto a la combatividad con el cuchillo entre los dientes.

En enero de 2022 Sebastián Sánchez realizó toda la pretemporada en San Jorge (Santa Fe) con el plantel de Tercera, donde debutó en noviembre del año pasado, y poco a poco aprovecha las chances que tiene a disposición con el estímulo de ser observado por Marcelo Gallardo: «Es una motivación extra que el técnico de la Primera te esté mirando en los partidos. Y cada uno trata de hacer las cosas bien para que cuando se dé, se dé. Tenés que estar tranquilo, entrenar, saber que cuando hacés las cosas bien, se van a dar las cosas».

Incluso detalló con qué palabras los elogió el DT cuando se acercó a recomendarles que sigan por el mismo camino. «Lo que más rescaté es que dijo que estemos tranquilos, que no nos apuremos en subir rápido, que nos tomemos nuestro tiempo más que nada. Y que sigamos entrenando, que no hay que bajar los brazos y que de River no hay que irse nunca. Él sabe todo», confesó.

Y hasta contó una particularidad que denota cuán atento está con la actualidad de las categorías menores: «Te llama por tu nombre y vos decís ‘¿cómo sabe mi nombre?’, je. Y bueno, te das cuenta que es un técnico que sabe mucho y le da mucha bola a lo que son la Inferiores».

En una oportunidad tuvo la posibilidad de medir fuerzas con el plantel profesional y la sensación de enfrentar a sus referentes e intercambiar palabras fue un premio al esfuerzo para el Colo. «No lo podía creer, se te pasan un montón de cosas por la cabeza. Tenés a Gallardo ahí, a los jugadores ahí, y vos siendo tan chiquito, pensando en que querés estar jugando en la Primera, estar entrenando con ellos, y mucha gente que quiere estar entrenando en mi lugar… Fue hermoso, una experiencia inolvidable. Me habló Quintero, que me decía más o menos lo que tenía que hacer, Scocco también, después estaba Carrascal y hablamos un poco. De esa experiencia aprendés un montón de cosas y aunque te toque bajar y después subir, tenés que estar a full porque no sabés cuándo se va a dar», rememoró.

Pero su función dentro del campo de juego no fue siempre la misma, fue mutando con el paso del tiempo y las ganas de sumar desde donde le tocara. «A partir de Octava empecé a jugar de cinco con el Tapón (Gordillo), en Séptima también pero no sabía mucho lo que era la posición. Y Gabriel Perrone me ayudó un montón en lo que era volver a marcar, a posicionarme bien en la cancha… Y en Sexta, Juanjo (Borrelli) nos dijo cómo quería que juguemos, con la metodología de River, con el cinco presionando adelante, que pasen los laterales, y que presionemos. A mí que presione y que juegue simple, que no la complique».

El trasfondo de su proceso es mucho más extenso y tiene un por qué: los entrenadores fueron apreciando que se podía adaptar a distintas funciones en torno a lo que exigía el estilo de juego. «Cuando llegué al club, que fue cuando apenas empezó a jugar la 2002, me empecé a probar de cuatro. Estuve a prueba un mes y quedé. Después jugué de enganche, nada que ver, je. En ese tiempo tenía a Hernán Manrique, que era el técnico que me llevó y después me pasó de enganche. Hasta pre Novena jugué de enganche y de ocho, y en Octava hasta mitad de año no jugaba al principio. Porque yo era muy chiquito físicamente y me costaba. Entonces el Tapón me preguntó si quería jugar de cinco y le dije ‘bueno, vamos, no sé’. Yo quería jugar porque no venía jugando y probar una posición nueva. Jugué 20 minutos y me fue bastante bien, a partir de ahí Javi Alonso y el Tapón me empezaron a poner de cinco. Obviamente tuve que volver a aprender lo que era la marca, porque pasar de jugar de enganche a cinco hay una diferencia terrible», explicó.

¿Qué rol prefiere adoptar cuando suena el pitazo inicial? «Me gusta ir a presionar adelante, me siento mucho más cómodo antes que esperar al rival. Quitar la pelota arriba, estando cerca del arco para no tener que recorrer tanto. Se dificulta el ida y vuelta, más jugando en el medio, tenemos que ser el eje del equipo con los dos centrales o podés quedar mal parado. Hay que estar bien ubicado y saber recorrer la cancha, que es lo que me enseñaron mucho para poder jugar de volante central».

Desde sus comienzos, su sacrificio se basó en el esfuerzo por interpretar el juego y lo que debía hacer para serle útil a sus compañeros, y la recompensa de obtener títulos es mucho más meritoria en el camino del aprendizaje. «En Octava fue un año hermoso que nos tocó vivir, veníamos de una Novena que no nos fue muy bien. El Tapón nos dio mucha confianza, una idea de juego, nos sentimos muy bien y por suerte terminamos siendo campeones. Siendo tan chicos, pasando de recién empezar a acostumbrarnos lo que eran las Inferiores. En Infantiles entrenabas tres veces a la semana, y empezar a entrenar todos los días y a la mañana… Es otra cosa, el juego, los jugadores empiezan a crecer, te tenés que acostumbrar y a mí me costó bastante. Por suerte, en Octava pude volver a jugar».

Sus raíces con la pelota datan desde hace casi una década en Villa Luro, a metros de la autopista Perito Moreno, para luego lucir con orgullo la camiseta del club del que es hincha. «Empecé a jugar en un club llamado Leopardi, después pasé terminando el baby en Glorias Argentinas, en Mataderos. Jugué desde los 10 hasta los 13, 14. En el 2010 tuve la suerte de ir a River cuando tenía ocho años y arranqué a acostumbrarme a lo que es cancha de once, no tenía ni idea. Fue algo que me tenía que adaptar, me gustó mucho y sigo en River, amo el fútbol. No lo podía creer, siendo hincha no lo podía creer. Hernán (Manrique) me dio la chance de ir a probarme, me consiguió una prueba y era tan chico… Estaba viviendo un sueño, algo inexplicable. Apenas pasé por la puerta se me venía a la cabeza cuando iba a la cancha siendo chico, estar entrenando acá… y yo no lo podía creer. Encima estábamos en la cancha de al lado, de sintético, y tenés el Monumental y era algo hermoso», describió acerca de sus primeros pasos.

Ni lento ni perezoso, Sebastián Sánchez se animó a vaticinar cómo sería el escenario ideal para jugar oficialmente con la camiseta del Millonario. «Mi gran sueño es debutar en la Primera de River y después poder jugar con la Selección. Imagino un Monumental lleno, con mis viejos en la cancha, con toda mi familia. Espero que cuando me toque, hacerlo de la mejor manera. Vestir la camiseta de River es algo hermoso, no se puede comparar con nada, me siento un privilegiado. Ojalá que no la pueda soltar nunca, que siempre pueda estar en este club que amo tanto», cerró.

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