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(VIDEO) Se cumple un nuevo aniversario de la final de la Supercopa Argentina que el Millonario ganó por 2-0 con goles de Gonzalo Martínez e Ignacio Scocco. Y era recién el comienzo de un 2018 histórico…

Si hay algo que reluce cada día en la cabeza del hincha es la inolvidable definición del Superclásico en el Estadio Santiago Bernabéu, un registro grabado a fuego desde aquel 9 de diciembre. Pero todo pudo haber cambiado si el anterior 14 de marzo, cuando los equipos se vieron las caras en Mendoza por la final de la Supercopa Argentina, Boca resultaba ser el triunfador. Fue un antes y un después en la historia de Marcelo Gallardo como entrenador del club.

River padeció una tragedia futbolística a finales de 2017 que había dejado secuelas que desembocaron en flojos resultados y eliminaciones polémicas, pero el plato fuerte estaba en la provincia cuyana con la oportunidad de resurgir y nada menos que frente al máximo rival. Meses antes, el Millonario jugaba la semifinal de vuelta de la Copa Libertadores en el Estadio Néstor Díaz Pérez, ante Lanús.  Ganaba la serie cómodamente por 3-0 (1-0 en la ida), pero el futuro inmediato estaba por arruinarle los planes continentales. Con un José Sand intratable y la aparición de Lautaro Acosta, el Granate se quedó con la llave de una manera discutida y con fuerte intervención del VAR durante el arbitraje de Wilmar Roldán.

Una semana más tarde, el Xeneize le dio un nuevo golpe a domicilio, por la Superliga Argentina, y lo dejó con las manos vacías gracias a los festejos de Edwin Cardona y Nahitan Nández, mientras que Leonardo Ponzio había igualado transitoriamente. Se hablaba de final de ciclo y los jugadores, indirectamente, lo transmitían. Ni bien comenzó el partido, Ignacio Fernández había sido expulsado por una plancha criminal en el abdomen del colombiano y todo se hizo cuesta arriba.

 

Con lo que quedaba de un alma partida en mil pedazos pero la obligación de enderezar el rumbo, El Más Grande ganó la Copa Argentina con el corazón, curiosamente, un nueve de diciembre que fue un presagio de lo más hermoso. Con el 2-1 sobre Atlético Tucumán en el Estadio Malvinas Argentinas, obtuvo el derecho a disputar la Supercopa Argentina contra el eterno rival. Para ese entonces llegaron Franco Armani, Lucas Pratto y Juan Fernando Quintero, ansiados héroes en distintos lapsos del cuento riverplatense.

En un Estadio Malvinas Argentinas colapsado y expectativas a flor de piel, el claro favorito era Boca por la ventaja de 23 puntos que le sacaba al equipo del Muñeco en el certamen doméstico. Incluso hostigó en numerosas ocasiones al Pulpo, que venía de conquistar América con Atlético Nacional y las credenciales le sobraban.

Pero hubo un quiebre que marcó el anunciado epílogo: a los 15 minutos del pitazo inicial, Edwin Cardona derribó a Nacho Férnandez dentro del área y Patricio Loustau concedió el penal que el Pity Gonzalo Martínez cambió por gol. Ya en el complemento, otra vez el Cerebro en acción con un contraataque letal para cederle la pelota al 10, que enganchó por derecha y soltó para Ignacio Scocco, autor de una extraña maniobra que dejó sin chances a Agustín Rossi. La locura de los simpatizantes se adueñó del espectáculo en las tribunas y todo fue éxtasis para recargar de energías a un plantel golpeado que, al final de esa misma temporada, quedaría en la máxima historia ante los ojos del mundo.

 

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