En la reciente victoria en el Florencio Sola, Braian Romero tuvo una nueva oportunidad desde el arranque pero sigue peleado con el arco. ¿Qué le pasa al goleador?
Tal como ocurrió en la quinta jornada de la Copa de la Liga cuando River venció 1-0 a San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro, Julián Álvarez sintió molestias en el calentamiento previo al partido y su lugar desde el arranque fue ocupado por Braian Romero, su suplente natural. Pero la noche en el sur de Gran Buenos Aires, en la cancha de Banfield, no le sonrió al delantero, que atraviesa una sequía preocupante para lo que estaba acostumbrado a desplegar en el campo de juego.
El último festejo fue en el cierre de la goleada 4-0 a Gimnasia de La Plata, con el reloj en plena agonía de minutos. Desde entonces, disputó 143’ en los partidos ante Boca, Argentinos Juniors, Fortaleza y el Taladro, mientras que no fue convocado para enfrentar a Alianza Lima ni Defensa y Justicia por un traumatismo en el tobillo izquierdo. Con la Araña entre algodones por una sobrecarga en ambos isquiotibiales, el oriundo de San Isidro tiene todas las fichas para acompañar a Matías Suárez pero la falta de gol empieza a pesar.
El registro marca que infló la red cada 148 minutos -poco más de un partido y medio-, es decir 13 gritos en los 1.930’ (36 PJ) que tuvo con la banda roja. Visto de esta manera no reviste demasiado asombro, pero el panorama cambia cuando se traduce en seis encuentros sin cuota goleadora. Y en un club con exigencia, en medio de una seguidilla y con oportunidades de oro, Marcelo Gallardo no se toma demasiadas licencias.
Para más detalles, de sus conquistas ocho fueron con la pierna derecha, cuatro con la zurda y una de cabeza; con la particularidad que apenas dos fueron en la primera mitad, lo que remarca su determinación en el resultado, generalmente ingresando desde el banco. Pero aquel asesino silencioso que acumulaba víctimas cautelosamente parece estar, hasta el momento, con la pólvora mojada.
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