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River empató en el Monumental

En un Monumental repleto y con aura ganadora, la falta de creatividad le jugó una pésima pasada a River, que no pudo sumar de a tres. Fue 1-1 contra Atlético Tucumán, con un tanto de penal de Enzo Fernández.

Tenía que levantar la triste imagen que se trajo de Córdoba. River sabía y sentía que con su gente y, ahora sí, con titulares, era el momento de retomar la senda del triunfo para darle forma a la clasificación. Basta con resumir que los primeros 15 fueron totalmente del dueño de casa con la posesión y tres remates, dos de Enzo Fernández y otro de Agustín Palavecino.

Diez minutos más tarde, Ramiro Ruiz Rodríguez intentó con un derechazo que se fue muy por encima del larguero de Franco Armani. Intrascendencia en los papeles, poco servía el control del balón si no lograba huir del ostracismo. En el sector derecho estaba la comodidad: Andrés Herrera escalaba constantemente, pero la marea tucumana estaba resguardada en su campo, motivo para buscar otra fórmula de ataque.

Si hasta Enzo Pérez tuvo que hacer las veces de asistidor entre líneas porque sus compañeros padecieron la pegajosa marca. Por más que contó con tiros libres cerca del arco de Nicolás Campisi, el Millonario malogró las pocas chances de hacerse fuerte. Encima, Atlético aprovechaba las contras con velocidad por las bandas, agarraba mal parada a la defensa y hacía titubear la tranquilidad del campeón. Pero Matías Suárez siempre tiene un as bajo la manga: picó al vacío en una habilitación de Fernández y fue derribado por Manuel Capasso. Penal, gol y oxígeno en los pies del menor de la dinastía de Enzos. Así, llegó el entretiempo con un poco de calma en medio del desgaste.

De regreso al campo de juego, el negocio norteño estuvo en los pelotazos largos, en buscar la segunda pelota, en hacer tambalear aún más la inseguridad del local. Entre offsides e indecisión, se invirtieron brevemente los roles y el conjunto visitante entró en confianza en los pies de Guillermo Acosta y Ramiro Carrera, mano a mano contra adversarios perdidos y replegados. A todos esto, ráfaga de remates sin suerte con poca puntería, pero a los 58′ fue Ciro Rius el que recibió en soledad a espaldas de Milton Casco, corrió largos metros y soltó el remate cruzado que, con un pique traicionero, obligó a Armani a dar rebote. Es verdad que pudo haber resuelto mejor y evitar que Ruiz Rodríguez, que entró solo, cabeceara al fondo del arco. Empate y balde de agua helada.

Marcelo Gallardo movió el banco y mandó  a Tomás Pochettino, Cristian Ferreira y Braian Romero a la cancha en el afán de cambiar la cara de un ataque frustrado, carente de ideas y realmente en desventaja. Por más que El Más Grande lateralizara, nunca pudo romper el cerrojo que propuso Lucas Pusineri, algo que fue enterrando la historia poco a poco. Incluso pudo haberlo ganado el Decano, que no tuvo la solvencia necesaria en los últimos metros y se llevó un premio grande para su planteo. Otra noche en la que River dejó pasar la oportunidad de vencer, cayó en su propia trampa y se quedó en la puerta de otro sinsabor que pudo ser peor.

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