Noche olvidable y de poco fútbol en la que River cayó 2-1 contra Tigre y se despidió de la Copa de la Liga Profesional en Cuartos de final. Enzo Fernández, el autor del gol que estableció el empate parcial.
Lo único bueno del primer tiempo es que hubo un segundo. Si River hubiese jugado con la misma actitud el primer tiempo que el segundo, quizás hubiese tenido mejores chances. La eliminación se explica en una noche en que no salió nada y en la que los que suelen jugar bien no lo hicieron o, al menos, no tanto.
Apenas en el inicio, Tigre ya demostró a que venía y no se metió atrás. Dio la sensación de que el Millonario no hizo pie en los primeros minutos, tal es así que Franco Armani debió volar contra un caño antes de los 3’ y dos minutos después llegó el tanto de Mateo Retegui de cabeza, tras centro de Cristian Zabala. Justo hasta ese momento, muy justo.
A los 8’ llegó la reacción con un remate (¿cuándo no?) de Enzo Fernández que se fue muy cerca de uno de los postes. Recién ahí pareció que River había empezado a jugar el partido y desplegar a sus volantes en terreno de un rival que comenzó a hacer tiempo de manera sistemática ante cada posibilidad, una práctica que con el correr de la noche iba a aumentar sobre todo con Gonzalo Marinelli, que tardíamente vio la tarjeta amarilla.
El 11 del Matador, Facundo Colidio, fue el mayor problema a solucionar para la defensa: Andrés Herrera no lo encontró nunca y Paulo Díaz no podía llegar a todas. Tanto el trasandino como David Martinez quedaron siempre mano a mano con los puntas, porque Milton Casco y el Yacaré estaban mucho más ocupados por lo que ocurría adelante, e iban e iban en cada pelota, sin mucha claridad pero con ganas. Aunque con ganas no siempre alcanza…
A los 22’ llegó la más clara tras un gran pase de Nicolás De La Cruz de cabeza y Tomás Pochettino que se perdió el empate de manera poco creíble. Fue casi lo único en 45 en los que el equipo de Marcelo Gallardo no se pareció a sí mismo. Enzo Jr. estuvo errático; Esequiel Barco, demasiado lejos del área; y Julián Álvarez, muy pero muy solo. No fue extraño que el Muñeco haya mandado a calentar a la mayoría de los suplentes.
Empujado por contexto, resultado y situación, El Más Grande arrancó el segundo tiempo yendo, pero sin muchas ideas y sin rodear a Julián como para que encontrara socios en lugar de obstáculos. Y a los 12’, el dueño de casa llegó a una igualdad que solo podía lograr de una manera: con un gol out of context mediante un disparo 5 estrellas de Enzo Fernández, que venía teniendo una mala noche. El empate tampoco era justo, pero a ninguna de las 72 mil almas le importó.
Como cuestión numérica, cuando los números se invirtieron, a los 21’ se equivocó uno que nunca se equivoca: Paulo Díaz la entregó mal en la salida y luego se tropezó frente a la embestida de Colidio, quien aprovechó y definió muy bien ante Armani. Sí, en el mejor momento de River. Ahí Tigre encontró la ventaja por la que trabajó, con un guiño de la diosa fortuna.
Lo que siguió fue un trámite lógico. La Banda fue, fue y siguió yendo. Lo buscó con centros por todos lados y se perdió varios cabezazos en el corazón del arco. Pero poco, muy poco para lo que se sabe que es capaz de hacer. El primer tiempo se jugó como quiso la visita y el segundo como pudo el elenco local.
El planteo de Diego Martinez fue muy bueno y además ligó: encontró el gol rápido y cuando se había puesto todo 1-1, encontró el segundo en una fatalidad. El DT de Victoria armó una línea de cinco a 15’ del final para aguantar y resistir los embates de un adversario ciego que nunca vio con claridad por dónde ir.
Así, el club de Núñez le dijo adiós a la Copa de la Liga. Quedó rengo en la delantera, solo con la Araña en el centro del área, las lesiones le sacaron a Juanfer Quintero y Matías Suárez y, con eso, variantes para cambiar la historia. El fútbol del equipo no fluyó y cuando eso pasa, suele no ganar. Nada muy extraño, aunque sin dudas la eliminación, en esta instancia, fue inesperada.
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